jueves, 1 de octubre de 2009

¡Hoy me mudo! (escrito ayer)

Qué abandonaditos os tengo. Pero es que entre unas cosas y otras, entre que me engañan para salir y que paso más bien poco tiempo “en casa”, y que cuando estoy aquí estoy socializándome, no me da tiempo a contaros las novedades de cada día. Así que os las contaré todas juntas...

Como ya os dije, el sábado fuimos a hacer el aperitivo. Casi no llegamos, y cuando llegamos ya era algo tarde, así que ya no ponían tantas cosas como supongo que pondrían antes. Aún así, cayeron dos platitos de pastas y pizzas varias (por supuesto), pero también verduritas, carne, pescado... Y de cóctel: bailys (o como se escriba) con banana colada. Muy, muy, pero que muy bueno. Ahí estuvimos un ratejo, y luego volvimos a la piazza Vittorio Veneto con unas cervecillas. Para variar habían contado mal, y nos dieron de más, así que tuvimos que hacer el esfuerzo sobrehumano de repartírnoslas. Y después de aquello, nos juntamos con la gente que había al lado del Palazzo Nuovo. Yo estaba un poco chof, y la verdad es que me vinieron genial los abrazos que me daban. Después íbamos a ir al Murazzi, pero yo decidí volverme, y le di el camino de vuelta al ostello a la pobre Carla, ya que iba medio llorando-medio descojonándome. Pero me animó bastante. Cuando me fui a dormir, eran las 4, y cuando me quise levantar, eran las 12 y pico...

El domingo nos debatimos entre ir a comer al McDonalds o a un Shawarma, y ganó el McDonalds. Nos comimos nuestros respectivos en la Piazza del Castello, y vino una mujer de la limpieza a echarnos la bronca porque creo que dio por hecho que íbamos a tirarlo todo al suelo. Y desde allí, unos cuantos se fueron a ver el fútbol y nosotras nos fuimos al Valentino. Por el camino me compré un heladito, que me costó decidir los sabores, para que luego no tuvieran stracciatella, pero estaba muy rico también sin ella... Y en el Valentino, tomando el fresco en una terracita hasta que decidimos volver al ostello. Para cenar, para variar, pizzas del Ad Hoc. Creo que voy a echarlas de menos: decidimos seguir viniendo al ostello para pedir pizzas... Y para que Chespirito nos diga que nos callemos. Creo que él nos va a echar de menos a nosotros... Y es que hoy nos independizamos casi todos, y sólo van a quedarse aquí 4 o 5 spagnoli...


El lunes vuelta a clase. Y aunque pensaba hacer la de planificazione della comunicazione, creo que voy a ir a por otra que suene más divertida. En Linguaggio giornalistico, para variar, no me enteré de nada. Bueno, sí, de que se me había olvidado quitarle el sonido al móvil, de que empezaron a sonarme los Mojinos (qué güeno que estoy), y de que era mi casera para decirme que esta tarde me da las llaves, un día antes de lo que pensaba. Comimos en la mensa, midiendo distancias con flyers de una fiesta española en la que dan pollo al ajillo y ponen Estopa, Serrat o Alejandro Sanz. Como yo había quedado con Carla a las 4 menos cuarto para ir a traducirla lo que hablara con su casero en la firma del contrato, y eran solo las 3, un chico de Villapijosa (Joaquín) dijo que se quedaba conmigo haciendo tiempo, y que fuéramos a ver la Mole. Y por el camino nos encontramos a Nela y Maria del Mar, que acababan de ver un piso y no sabían si cogerlo. Nos enseñaron dónde está, y les convencimos, pero al final no han podido quedárselo. Carla llegó un poco más tarde, y nos fuimos...

Su casero es un tipo extraño, cuanto menos. Subimos a la casa, de repente empezó a sangrarle el brazo, decía cosas que ninguna entendía aunque dijéramos que sí, y al bajar dijo que nos invitaba a algo en 5 minutos, y nos tiramos una hora o así. Nos dimos cuenta de que el hombrecillo era un poco de derechas, ya que decía que la culpa de todo en Italia es de la izquierda, y que en España se vivía mejor cuando estaba Franco. Eso sí lo entendimos, y obviamente, a eso no le dijimos que sí...

Nos volvimos al albergue, y recuperé los 15 euros de la noche que no iba a quedarme. También organicé mis cosas, que por la mañana me habían hecho cambiarme de habitación, y nos fuimos a cenar a la mensa. Yo pensaba que sería cenar y volver, pero estuvimos en el Shamrock y llegamos al ostello a las 12. Menos mal que tenía ya internet comprado, porque necesitaba conectarme... A las 12 y media se me cortó internet, y me quedé un ratito hablando con Silvia, hasta que decidí que era buena hora para irme a dormir, y que a ver cómo me levantaba al día siguiente, que tenía que ducharme. Cuando entré en la habitación, estaba todo el mundo durmiendo, y no encontré parte de mi pijama. Tampoco tenía batería en el móvil, así que no lo podía usar de linterna, así que pasé de buscarlo, ya que podía estar encima de la cama de Nela (le invadí mientras hacía mi cama). Y no era plan...

El martes fue un día extraño. Jesús me llamó porque iba a ir a clase, y quedé con él allí. Y a las 2, había quedado con Silvia para ir a la mensa, y nos encontramos allí con Rita y María, y luego aparecieron Fran y Martín. Así que Rita, María y yo nos fuimos a un parque después, se suponía que Martín y Fran también irían, y Silvia se quedó para buscar piso. En el parque teníamos unas vistas geniales de la Mole, y después de improvisar un trípode con bolsos y bolsas de compras, nos hicimos una foto genial. Y cuando empezamos a tener un poco de frío, decidimos volver al albergue. Las tres íbamos como zombies, y es que Turín es una ciudad que cansa... Entramos a alguna tienda, buscamos cajeros para sacar nuestros respectivos alquileres, y yo me puse histérica porque sólo me dejó sacar 200 euros. Decidí no salir por la noche, del agobio que tenía. Cuando llegué al ostello, recogí la ropa que había lavado por la mañana (me estoy volviendo una chica muy apañada), y me llamó Joaquín, que poco más o menos me rogó que saliéramos. Estuve organizando mi maleta, y al final dije que me lo pensaría, porque quería volver a intentar lo del cajero, y tampoco era plan de encerrarse en el ostello a las 7 de la tarde. Aparecieron Carla y Bea, y como ellas sí iban a ir, fui. Bea y yo no pensábamos cenar, sólo íbamos a dar una vuelta, y ya cenaríamos en casa. Pero al final, llegamos al Shawarma (palabra con escritura de libre elección), y nos entró hambre. Me pedí uno con Mozzarella, y llevaba dentro patatas fritas (aunque me costó encontrarlas). Y no veais cómo picaba eso...


Desde allí cada uno tiró por su lado, yo me vine al ostello con otros dos chicos, y me conecté un ratito. Y de ahí, a dormir. Y esta mañana me he levantado en parte con energías, en parte con penilla de dejar esto. Hoy nos vamos la mayoría. Pero creo que también estoy así porque mis dos compañeras de habitación llegaron a saber a qué hora, y se pusieron a organizar la maleta. Y esta mañana, más de lo mismo a las 7 de la mañana, hablando a voces, y con la puerta abierta, que daba en mi cama. Así que estoy en uno de esos días en que me despiertan de mala manera. Pero esta noche ya duermo en mi cama. Quizás pase algo de frío porque de momento sólo tengo dos juegos de sábanas, la funda del nórdico y la mantita de huellas (que tengo que ir a recoger). Y hasta el viernes no vamos a Ikea. Porque ya tenemos planeado el fin de semana: viernes Ikea, y sábado mercadillo de Porta Palazzo, a comprarnos bicis por 20 euros. Y ahora son las 11 de la mañana, me voy a clase que entro a las 12. Salgo a las 2, voy a comer a la mensa (a ver si me encuentro a alguien), y a las 3 y media he quedado con Cristiana (la casera) para que me dé las llaves. Es el fin de una etapa, y el comienzo de otra. Ya estoy pensando en la fecha de la fiesta de inauguración de mi buhardilla, en la que vamos a parecer sardinillas en lata. Cuando esté decorada.

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