martes, 7 de septiembre de 2010

Concurso de fotos


He participado en un concurso de fotos, y he quedado finalista. Ahora necesito vuestros votos, pero tenéis que registraros en un momento (si tenéis una cuenta de facebook, gmail, yahoo o twitter, se tarda medio minuto). La foto es Murazzi (Anita Coco)

martes, 24 de agosto de 2010

Para aquéllos que formáis parte de mi vida...

Cuando a eso de octubre me dijeron que la vida erasmus también termina, no quería creérmelo. Pero es verdad. Vale que durante agosto, a pesar de haber seguido viviendo en Turín, ya no he tenido una considerada "vida erasmus". Pero ahora se acaba también lo de vivir en esta gran ciudad que, aunque en verano hay que admitir que está un poco muerta, el resto del año ha conseguido enamorarme.

Han sido 11 meses y medio de fiestas, risas, llantos, cafés, comidas y alguna que otra cena en la mensa, pizzas, kebabs, confesiones, Noches Murphys, viajes, largas horas hablando por teléfono (gracias Wind), bailes (si hace un año me llegan a decir que me iba a subir a una plataforma, me hubiera reído en la cara de quien lo hubiera dicho...), horas de compras en Repubblica o de tiendas...

Antes de venir, tenía miedo por lo que me iba a encontrar aquí. Y ahora tengo que admitir que me da un poco de miedo volver a una rutina en la que nunca he estado. Quiero decir: antes de venir mi vida era ir a clase, pero este año era mi último año, y ahora... empieza el resto de mi vida: trabajar, trabajar y más trabajar. Pero allí me esperan los que dejé, esos a los que dediqué uno de mis primeros posts. Lore (que viene a invadirme y a llevarme de vuelta), Luisito (te lo sigo llamando porque sé que te molesta), Isa (a pesar de que vayas a volver a irte, tendremos tiempo de unas cañas mientras me cuentas tus aventuras argentinas)... Y además, un par de invasores que, por aquél entonces apenas conocía, pero que ahora que vuelvo no se van a librar de mí tan fácilmente. Sí, Dani y Carlos, me refiero a vosotros... Y por supuesto, mi familia.

Sé que nunca, nunca, olvidaré este año. Ni a la gente que he conocido. De todos me llevo algo, hasta de los que desaparecieron de mi vida al segundo mes. Pero sobre todo, de los que han compartido mi día a día. Sarita y Estre (mis petardas favoritas de Turín, las dos que más tenían que soportarme), Camino, Andre, Jesús, Eva, Juanillo, Miguel... También los que aparecían en mi vida solo de cuándo en cuando: Conchi, Carmen, Cris, Dani, Espe y Alex, Giacomo, (Santi para los amigos), "mi amante"... O con los que empecé a juntarme tarde: Ruth, Sheila, Juana, María, Javichu... Y todos los que me dejo... Espero que todas estas amistades sigan manteniéndose en la distancia, y aunque sé que jamás será lo mismo, siempre nos quedará Turín...

viernes, 6 de agosto de 2010

Entrevista a mí misma, por ser erasmus (hecha por otros, claro)

Resulta que hay una red social dedicada al mundo erasmus, y entrevistan a gente que es, ha sido o será erasmus. Y como yo entraba en el perfil, aquí tenéis mi entrevista http://www.erasmoos.com/blogs/entrevistas-erasmus/entrevistamos-a-ana-ex-estudiante-erasmus-en-turin.html

martes, 27 de julio de 2010

cómo resumir casi dos meses... Primera parte

Madre mía, más de un mes sin escribir... Y se me olvidarán la mayoría de las cosas, pero bueno... voy a contaros de lo que me acuerdo...

La invasión de mis padres (a eso de principios de junio) nos llevó a Superga, Capuccini, Mole y Museo del Cine y, como novedad, Bardonecchia, con unos paisajes preciosos tanto de camino, como al llegar allí. Ya subiré fotos...

Después de eso, exámenes y despedidas. Partidos del mundial. El cumple de María y el desalojo de la fiesta por parte de los carabinieri, y la noche completada con un Alcatraz, un ver amanecer e ir a tomarnos un café para desayunar. En cuanto a exámenes, aprobé todas (acaso lo dudábais?), aunque aún tengo que ver qué convalido por qué...

Después de los exámenes, unos cuantos días después de terminar, me invadieron Cris y Carlos. Y como es lo más reciente que tengo, es donde más me extenderé.

Pensábamos irnos la misma noche que llegaron, pero entre unas cosas y otras, les convencí para irnos el lunes. Y es que entre esas cosas, quería ver la final del mundial en Turín. Así que después de recogerles y convencerles, fuimos a comer con Sara y Sergio (Topo para los amigos) una pizza gigante que me decepcionó bastante, a pesar de ser en la mordillo... Trajimos las cosas a casa y esa misma tarde estuvimos dando una vueltecilla por el centro, y por la noche bajamos al Valentino a tomar algo.

El viernes por la mañana nos fuimos a la Mole Cris y yo, Carlos prefirió quedarse en casa, y quedamos con él para comer. En la Mole... asusté niños (no puedo contaros cómo, es un secretillo entre Cris, yo y la cama redonda) y nos hicimos fotos de las nuestras, de esas que tanto echaba de menos... Habíamos quedado para comer también con Juanillo, Sara y Sergio, y les llevamos a la Pirámide a por unas calzone. Juan se fue a la biblio, y nosotros decidimos subir al monte de la Magdalena. De camino a coger el tram pasamos por las fuentes de Castello (en las que ya me había metido otro día con Andre) para refrescarnos. Pero ese día resultó haber huelga de transportes, vimos que pasaba un 15 y nos subimos a Superga. Durante la espera al bus también nos aprovechamos de la fuente que había al lado de la parada. Una vez que llegó, nos sentimos como la familia Simpson, y fuimos cantando "Viva nuestro conductor" (íbamos solos en el bus). Fue muy gracioso cuando el tío pasó de mí, y dio la vuelta en Superga, y nos tocó subir un cachito andando cuando por fin comprendió que queríamos bajarnos.

El sábado querían ir a Génova (no voy a negar que yo no quería volver a ir), pero se fue el tren y acabamos yendo a Ivrea... Que qué hay en Ivrea? Yo sabía que había un castillo, al que no pudimos entrar. Comimos en un parque, a Carlos le dio un chungo por el calor, y lo mejor del día fue cuando descubrimos la iglesia de detrás del castillo, donde Topo y yo robamos una hostia, Carlos y Sara se disfrazaron de monaguillos y Cris se confesó... (sí, lo sabemos, iremos al infierno)

La vuelta a Turín también fue accidentada. En Ivrea cruzamos la vía para coger el tren, un revisor nos vio y pretendía multarnos, nos pidió los dni y no se los quisimos dar, nos retuvo los billetes y nos obligó a bajarnos en la siguiente parada... Strombino, un pueblo en medio de la nada, por el que fuimos a dar una vuelta en busca de vida, y no la encontramos. Nos tocó esperar más de una hora para el siguiente tren a Chivasso. Cuando lo cogimos, vino otra revisora que nos pidió las tarjetas que acreditaban la tarifa de nuestros billetes (a mitad de precio) y al final conseguimos convencerla de que no sabíamos que teníamos que llevarla siempre (si la tuviéramos, claro). Y en Chivasso, temimos por qué nos pasaría. Pero no volvió a pasar nada, sólo el revisor que se parecía a Chayanne, que abría las puertas a patadas y que, aunque parecía un chulo playa, tenía cierto atractivo. Al llegar a Turín pasamos por el kebab, y nos fuimos a comérnoslo al Valentino. Como estábamos cansados y pretendíamos ir al día siguiente a la Venaria, nos fuimos a casa y a dormir.

La Venaria nos gustó ya desde el momento en que nos dieron paraguas de colores para pasear por los jardines. Y cuando nos acercamos hacia el globo y nos dijeron que podíamos subir... creo que fuimos los niños más felices de todo Turín. Montamos las tres chicas (tuvimos que meter tripa para que el globo subiera) y después Carlos y Sergio. Fue una experiencia genial, corta pero divertida (no todo el mundo puede decir que haya montado en globo). Después entramos al palacio, y en la sala larga decidimos que podíamos montar en bici, echar un partido y Sara y yo terminamos bailando un vals (aunque con música dentro de nuestras cabezas). A eso de las 7 y media salimos, porque teníamos que ir a ver el partido de la final, España-Holanda. Casi nos da un infarto ya en el bus, sobre todo Sergio, Cris y yo estábamos histéricos con que no llegábamos. Y para colmo, se montaron unos cuantos de la GTT, nos bajamos corriendo, uno de ellos nos dijo que no eran revisores, y volvimos a subir. Fue un canteo, pero nuestra excusa era que "habíamos salido a tomar el aire". Nos bajamos en Bertola, y yo me desorienté, pero cuando me encontré fuimos los 3 corriendo por Vía Roma y Cris casi se come la acera. Pero llegamos, y no nos habíamos perdido nada aún. Pasamos el partido entero al borde del infarto, y cuando Iniesta por fin marcó gol... Piazza San Carlo estalló en gritos de "Yo soy español, español, español". Me encontré con Elena y Jose, y fuimos todos juntos a las fuentes. Acabé bañándome con Jose en la del Po, luego busqué a estos y nos metimos en la de Dora, y luego nos fuimos todos para Castello. Donde por cierto, por descalzarme y correr, casi me mato. Pero ahora no estamos hablando de eso... Volvimos a casa a cambiarnos, darnos una ducha rápida y cenar algo, y nos fuimos a tomar algo al Murphys. Estos llegaron cuando ya nos íbamos, y nos despedimos...

El lunes lo aprovechamos para intentar cambiar los regalos de Cris, pero aquí no lo cambian. Preparamos maletas y fuimos a la Drogueria a despedirnos de esta gente. Tengo que reconocer que al despedirme de Camino y Andrea se me saltó la lagrimilla... Pero nos tuvimos que ir corriendo, porque el tren a Trieste salía a las 11 menos diez, y tampoco era plan de perderlo... Por un momento nos creímos que iríamos solos en el compartimento, pero fue entonces cuando llegó una familia completa, con perro incluido. Entre eso y una panda de niñatos que fueron todo el camino dando voces, lo de dormir fue un poco complicado...

Llegamos a Trieste a las 7 y media o por ahí, y fuimos a buscar dónde tomar algo para desayunar. Estuvimos hasta la 1 allí, viendo la ciudad, y cogimos el bus a Koper... Qué decepción de ciudad! Lo único que tiene es una plaza, y lo más emocionante fue cuando un tío nos llevó a la estación en coche... Cogimos un bus hasta Divaça y allí un tren a Ljubljana. Empezamos a odiar el país cuando, después de andar un buen trecho, encontramos el albergue en el que pensábamos dormir y el conserje nos dijo que estaba lleno, que si no teníamos reserva podíamos coger la puerta e irnos, no sin antes darnos la dirección de una residencia de estudiantes. Nos vimos durmiendo debajo del puente cuando el tío del sitio nos dijo que sólo había una habitación, pero era en la zona masculina. Cuando nos dijo que eran tres camas, que podíamos quedarnos, fuimos los más felices del mundo. Bueno, un poco más tarde, cuando nos habíamos dado una ducha (y cuando los chicos nos habían piropeado a Cris y a mí, en italiano, precisamente). Dormimos como bebés, y a la mañana siguiente nos daban el desayuno. Todo esto, sin saber cuánto nos iban a cobrar (al fin y al cabo, es la única noche que pagamos). Al salir de la residencia pasamos por un super, y mientras Carlos y yo comprábamos agua, Cris llamaba a Andrej, el tío que nos iba a alojar en su casa, para ver si nos dejaba dejar las maletas ya desde por la mañana en su casa, pero resultó que estaba trabajando. Así que lo dejamos en la consigna de la estación y nos fuimos a conocer la ciudad. Y la verdad es que nos encantó (al menos a mí). Subimos al castillo en el funicular, vimos el puente y como teníamos hambre al bajar del castillo nos metimos a un McDonalds y allí estuvimos, jugando con los juguetes de nuestros Happy Meal. Salimos y seguimos viendo la ciudad, y entre otras cosas, Coco aplastó una maqueta enorme… Descubrimos una fuente al lado de la catedral y nos dedicamos a refrescarnos ante la atenta mirada de unos cuantos eslovenos.


Terminamos de ver Ljubljana, y fuimos a la estación a buscar las cosas para ir a casa de Andrej. Nos costó un poco encontrarla, tuvimos que llamarle para que bajara a buscarnos, y cuando nos vio nos dio un abrazo de oso a los tres. Nos quedamos un poco pillaos cuando descubrimos que su casa era un apartamento de una residencia, que la habitación tenía dos camas, y que éramos nosotros tres, él y una pareja de húngaros. Al final, mientras me duchaba, Andrej les dijo que la parejita se iba donde una amiga suya, y él a la habitación de un amigo. Nosotros juntamos las dos camas y ahí dormimos los tres (ante la atenta mirada de un cono y una polla de plástico gigante, con las luces de navidad y unas esposas en un cajón). Cenamos todos juntos, los húngaros nos prepararon pasta y nosotros sacamos uno de los paquetes de jamón, y estuvimos haciendo juegos chorras durante un buen rato.


Estábamos a punto de meternos en la cama, cuando este hombre dijo que qué hacíamos en pijama, y nos llevó a un parque (con efecto de tripa natural después de dar un montón de vueltas) y luego a un sitio un poco extraño, en plan casa ocupa, con decoración bastante original. Nos “obligó” a subir a una casa-árbol, y ahí nos tuvo jugando a Verdad o Muerte, y ya volvimos a casa, y yo no sé si era cansancio o que hablaba de cosas muy extrañas, pero no le entendía nada.

miércoles, 23 de junio de 2010

Se abre la veda de las despedidas...

Debería estar estudiando, por el simple detalle de que mañana tengo dos exámenes y aún no sé de qué van los apuntes, pero de camino de vuelta a casa me ha asaltado la necesidad de escribir. Porque la veda de las despedidas se ha abierto ya, y aunque todos sabíamos que el erasmus tiene un final, no pensábamos que llegaría tan rápido.

Porque a pesar de las veces que he querido volver a Madrid, aquí he conocido gente a la que no voy a olvidar. Y porque espero que no sea un adiós, sino un hasta luego.

Porque aquel día en el metro, cuando escuché hablar a un grupo de españoles, no pensé que unos meses después les cogería tanto cariño.

Porque a pesar de ser rivales, Jesús, te he cogido muchísimo cariño. Y como te he dicho en la bandera, nos quedan muchas juergas por vivir, en Madrid, en Valladolid y donde sea. Espero poder bajar a visitarte a Cádiz, aunque ya sabes que no puedo prometerte nada.

Gracias por estos meses. Gracias por tus frases-baño. Gracias por todas las veces que me has hecho reír. Y por las que nos quedan... Te echaré de menos.

martes, 8 de junio de 2010

Trozos grabados en Turín

Después de la invasión del equipo de ¿Hay Alguien Ahí? al completo (que ya contaré en otro momento), el programa siguiente tuvo sus ocho minutos de grabaciones varias, hechas durante el fin de semana. No tiene desperdicio. Si queréis echaros unas risas, http://hayalguienahi-radioritmo.blogspot.com/2010/06/programa-93-4-de-junio-de-2010-morbido.html aquí lo tenéis... No son exactamente unas Pingüinerías, pero oye, se parecen...

domingo, 6 de junio de 2010

La invasión de Dani y Luis

Dos findes seguidos con invasiones. El 27 de junio, con sorpresa incluída. A pesar de las filtraciones, llegué a creerme que Luis no vendría. Me dio un poco de rabia que por culpa de los controladores franceses el vuelo saliera de Madrid a la hora que tendría que haber llegado a Turín, pero al fin, llegaron. Llegué un poco tarde a buscar a Dani, porque no sabía exactamente dónde estaba la estación. Cuando ya le iba a decir de tirar para el centro a comer algo (eran las 6 de la tarde y yo estaba sin comer por esperarle), se fue corriendo (y yo pensando qué estaba haciendo) y volvió con Luis, diciéndome que casi se le olvida en el tren. Y como al momento empezó a meterse conmigo, le dije que ya podía volverse a Madrid...

Comimos un par de pizzas en la Mordillo, y nos fuimos a Castello, porque había un concierto, y de paso tomamos un helado de Grom y les presenté a esta gente. Les llevé a casa para que dejaran las cosas y descansaran un poco, y quisieron echarme, ocupar mi cama... Pero no les dejé! Antes de que se hiciera de noche del todo les subí al Monte Capuccino, y allí estuvimos haciendo fotos y Sara me llamó para convencerme de que "les preparara algo rico de cena y nos fuéramos de juerga". Así que les preparé unas tortillas churruscás (no era mi intención churruscarlas, pero es lo que salió). Y nos fuimos al noséquébar irlandés, Dani y yo nos tomamos un litro de Guiness a medias, y de allí nos fuimos un rato a Murazzi. No entramos en ningún sitio, y me intentaron tirar al Po. Nos volvimos prontillo a casa, porque el viernes habíamos pensado ir a Génova.

Madrugamos... Pero el tren se nos fue por 3 minutos, así que me dediqué a enseñarles las plazas, y un súper donde vendieran ron y cocacola de verdad, no esos del lidl... y volvimos a la estación, esta vez para coger bien el tren. En él nos dedicamos a dormir algo, a hacer crucigramas en italiano y a que me molestaran, básicamente. Llegamos a Génova sobre la 1, y vimos Piazza Ferrari, la catedral por fuera y una terracita donde sentarnos a comer unas focaccias. De vuelta a la catedral para verla por dentro nos compramos unos smoothies, y pasamos la tarde pateando la ciudad: vimos el puerto (enfrente del cual intuímos que vivía Marco, el de los dibujos animados). Paramos a tomarnos un granizado de café después de ver el Palacio Real, y seguimos por Vía Garibaldi y la casa donde nació (o eso dicen) Cristóbal Colón. Al lado de esta había un pozo al que intenté tirarme, pero no tenía demasiada profundidad...

Volvimos a la estación para coger el tren de vuelta a Turín, y cuando vimos un autobús con fotos de pingüinos (publicidad del acuario), los tres nos pusimos a hacer la foto... En el tren de vuelta también se dedicaron a molestarnos a Coco y a mí, y pasé medio viaje intentando convencer a la gente para que saliera, y la única con la que lo conseguí fue con Sara. Cuando llegamos a Turín pasamos por el kebab para coger algo de cenar, y se equivocó y me hizo uno con cebolla... Nos dimos una ducha, y en lo que yo me arreglaba llegó Sara. Aquí estuvimos los cuatro, bebiendo porque en la calle llovía, y haciendo un poco el tonto. A eso de las 4 y pico nos bajamos a Murazzi, y estaba bastante muerto, pero aún así lo pasamos bien. Al bajar yo quería subirme a la estatua de Garibaldi, pero Luis no me dejó, me dijo que a la vuelta. Dicho y hecho. Cuando nos echaron de Murazzi nos subimos Luis, Dani y yo, y Sara se quedó abajo para hacernos la foto. Nos subimos los cuatro a casa, y con el cansancio que tenía encima, me quedé dormida.

El sábado por la mañana nos despertamos no muy tarde, y después de un ataque psicopático en el que intenté matar a Sara con las cuerdas de tender la ropa, nos fuimos a Repubblica. Y por primera vez (creo), y sin que sirva de precedente, no compré absolutamente nada. Nos volvimos a casa a comer algo, descansamos un rato, y nos fuimos al Valentino. Les enseñé el castillo, el parque, y cuando estábamos llegando al borgo medieval, a Dani se le antojó coger una de esas bicis... condujimos diez minutos cada uno, y yo probé lo que es la "conducción temeraria", y Douglas (el amigo de Jesús que vino a mi cumple) también lo comprobó, ya que casi le atropello. Igual que al niño ese que se me puso en medio... En fin, fue divertido. A pesar de que me cargué la cadena y tuvieron que hacer labores mecánicas. Cuando la dejamos, les enseñé el borgo, y dimos la vuelta por el otro lado del río, donde estuvimos haciéndonos fotos. Y luego, en el puente de Umberto, donde Dani y yo nos planteamos tirarnos al Po, porque como rebotamos...

Fuimos a cenar unas piadinas, y les llevé al murphys, que estaba hasta arriba de gente porque era el 11 aniversario, y regalaban tubitos de luz. Ese día también nos fuimos prontito a casa, porque queríamos madrugar para ir a la Mole (y dar una sorpresa a Dani, que no sabía lo que hay dentro) y porque el domingo se tenían que ir.

Así que nos levantamos, recogieron sus cosas y allá que fuimos, después de que compraran chocolates varios para llevar de regalo. Lo primero que hicimos en la Mole fue subir, y fue una pena porque estaba algo nublado y no se veían los Alpes. Nos hicimos las fotos del "Yo estuve allí" y bajamos a ver el museo del cine. A Dani le encantó, e ir con él fue darme cuenta de que soy una inculta cinéfila, así que le tomaré la palabra en eso de los pases de cine cuando vuelva...

Cuando salimos del museo cogimos unas calzone y unas porciones de pizza y fuimos comiendo hacia Porta Nuova, donde casi llegando nos compramos una tarrina de helado. Pasamos de ir a ver Milán en 4 horas, a verlo en 15 minutos... Y a cantar "Per fare un tavolo ci vuole un legno" con Dani, en la piazza della Scala. Hubo un momento en el que creí que nos iban a echar alguna monedilla... Volvimos a Milano Centrale, me despedí de ellos malamente porque su bus se iba ya, y yo ya había perdido mi tren, así que me tocó esperar una hora, en la que me dediqué a marujear por teléfono con Estre y a leerme uno de los muuuuuchos libros que tengo que leer para los exámenes (de hecho, creo que fui leyendo uno para el examen de hoy, que podría haberme ahorrado, porque ni lo ha mencionado en ningún examen...)

Es posible que me haya dejado mucha información sin contar. Pero hace casi tres semanas de esto, y hoy mi cabeza está demasiado saturada. Otro día os contaré la invasión de mis papis, cuatro días después.