miércoles, 7 de octubre de 2009

7 de octubre, San Fermín, y yo escribiendo en la lavandería

No sé en qué día vivo. Creo que es miércoles. Así que os voy a contar un poco, si me acuerdo, qué hice el lunes, el martes y lo que va de hoy.


El lunes... tomároslo a broma, pero es verdad que no me acuerdo de qué hice... Creo que me levanté sobre las 11:30, así que recuperé todo el sueño acumulado. Recogí lo que había por medio (sí, mamá, me estoy volviendo ordenada) y me fui a gorronearles un poco de wifi a los de la Unito. Y poco más antes de ir a comer. Había quedado con la gente a la una y cuarto, y nada más llegar a la mensa me llegó un sms de Carlos diciendo que llegarían más tarde. Y como coincidí con los de Valladolid, me senté con ellos. Y por fin probé las pizzas de la mensa, están ricas, hay que reconocerlo, pero no son como las del ostello... Después de comer estuve intentando localizar a Estrella, ya que llevábamos todo el día escribiéndonos por el tuenti, y para quedar. Me quedé con Carlos, y estuvimos dando una vuelta hasta las 4, que había quedado en Vittorio Veneto con Estrella. Por fin nos encontramos, aunque tuve mis momentos de duda... Y estuvimos en la facultad de biología, porque se quería conectar Carlos, y a las 7 habíamos quedado con el resto de la gente, para ir a tomar un capuchino. Aunque hay que decir que la idea inicial era subir al monte de los capuchinos...


Ah, y tengo que contaros que tengo un cabreo muy serio con los de Wind, y que me dieron ganas de ir a la tienda donde me hicieron la tarjeta a tirarles piedras, pero me contuve. Y es que yo, feliz de mí, me he liado a mandar sms pensando que tenía 4.000 sms al mes, y la muy zorra de la tienda me lo cobró pero no me lo activó. Y no te dan ningún ticket con el que reclamar... Así que me sale más rentable hacerme una tarjeta nueva, cuando gaste el saldo, porque encima recargué 10 euros un rato antes... Menos mal que sigo teniendo llamadas gratis.


Pero volvamos al tema. Fuimos a buscar un sitio donde decían que el aperitivo estaba muy bien, pero cuando llegamos había 4 cosas. Así que terminamos en una pizzería de Via Po, y yo compartiendo una margherita con Bea. Después de eso nos fuimos cada uno a nuestra casa, y yo entre que seguía a oscuras, que no pillaba wi-fi y que al día siguiente tenía que madrugar para volver a Ikea, me fui a dormir bastante prontito.


El martes fue también un día intenso. Mi despertador empezó a sonar a las 7 y pico, por eso de darme el placer de poder apagarlo unas cuantas veces, y como a las 8,30 (o más bien nueve menos cuarto) me levanté. Habíamos quedado a las 10 en Porta Nuova, y cuando iba a meterme en la ducha me envió un sms Alba, que mejor a las 10 y cuarto porque a ellas tampoco les daba tiempo. Así que me vino genial, hay que reconocerlo. Y aunque llegamos un poco tarde las 3 (Alba y Silvia, que venían juntas, y yo), a las 11 y cuarto ya estábamos en Ikea, peleándome con la maquinita de hacer la tarjeta de las narices. No lo conseguí. Ayer compré un par de flexos (de los que uno no funciona, así que espero que algún alma caritativa que vaya a ir a Ikea me descambie, porque me niego a volver), y sus respectivas bombillas, alguna toalla más, más cojines, tuppers y alguna cosilla más para la cocina. Comimos allí, esta vez de barato (comer arriba es mucho más caro), una minipizza, un miniperrito y toda la bebida y café que quisiéramos. Robé unos cuantos azúcares y la cucharilla del café, y nos fuimos a la parada. Nos tocó esperar un buen rato, y decidimos no bajarnos en Fermi porque el bus llegaba hasta Porta Nuova, así que cociéndome y intentando no dormirme, llegamos cerca de casa. Me compré el libro de 1.000 recetas de cocina por 3 euros, y me cogí un bus que me dejó el Della Rocca.


Cuando llegué a casa organicé todo lo que había comprado, robé un rato de internet a DLINK y llamé a la gente a ver dónde estaban. Me dijeron que me esperaban en el bar del Valentino, y me fui para allá. Desde allí nos fuimos Joaquín, Bea y yo a casa de Bea, y allí estuve gorroneando internet y un teléfono con el que llamar a España sale gratis, así que hablé con Óscar, y más tarde con Rober y las niñas, que me dijeron que iban a cenar tortilla de patata (qué suerte), y que “mañana te hacemos un dibujo para tu casa nueva, que hoy ya es muy tarde”. Y después de eso, nos fuimos a la teórica fiesta española, cuando conseguimos encontrar el autobús. Pero cuando vimos el panorama, preferimos irnos a cenar, ya que nos habían engañado y sí, había tortilla de patata, pero te cobraban 1.90 por el pincho. Lo único que me gustó es que cuando llegamos estaba sonando Rojitas las orejas, de Extrechinato. Pero teníamos hambre, y como estábamos en Vittorio Emanuele, nos fuimos al Horas, el kebab rico donde hacen la masa. Todos nos pedimos en kebab con mozzarella, y como se les olvidaron las patatas, Bea las reclamó y nos pusieron un plato para todos, y con una especie de croquetas y otra cosa. También nos trajeron un vasito de té, y un postre de coco que estaba muy rico. Y desde allí, en teoría, íbamos a volver a la fiesta pero yo estaba cansada, y me fui para casa. Y de paso, me acompañaron Bea y Carlos hasta algún punto de Via dei mille. En casa me volví a pelear con el flexo, para ver si era capaz de montarlo, pero no. Así que lo apañé como pude. Y estuve lavando los jerseys a mano, y preparando todo lo que tenía que traerme a la lavandería. Y leí un rato, aprovechando que ya tenía algo más de luz, y me dormí.


Esta mañana me he despertado como a las 10,30, he desayunado, me he duchado y he ido a volverme loca para encontrar la dichosa lavandería que me había dicho Alba, en via San Massimo. Pero no la he encontrado, aunque he dado tropecientasmil vueltas cargada como una mula. Así que al final he optado por venirme a la que había visto ya alguna vez, pero que tampoco me acordaba de dónde estaba. Está (para futuras búsquedas), en la calle de la Mole, al lado de la tienda de todo a 85 céntimos, y al lado del Palazzo Nuovo. Eso sí, no se pilla el wifi de la Unito, qué mala gente.


Y aquí estoy, esperando a que la secadora se quede libre para poder secar mi ropa. Ahora volveré a cargarme como una mula, me iré a casa, extenderé lo que no haya podido meter en la secadora para que se seque un año de estos, y me iré a la mensa a ver si como. Volveré a la pasta, que llevo tres días sin catarla. Se me está poniendo cara de pizza.


Y ya no sé cuándo volveré a contaros mi vida, ya que mañana vienen mis padres, y no sé si nos iremos a ver sitios, o qué haremos.

4 comentarios:

  1. Que digo yo que ahora que, al menos en España (en la Česká Republika aún no) hay que dar los datos cuando te compras una tarjeta de prepago, lo mismo si dejas deuda pendiente no te dejan comprarte otra... échale un ojo por si acaso...

    Por cierto, ni mensa ni ostello ni cazzi: para pizza buena, cualquier sitio en Napoli. Y para helados buenos, La Palma a Roma. Y para cafés, la Tazza d'Oro, anche a Roma. En el norte sois una panda de polentoni que no sabéis comer en condiciones más que carne de pingüino.

    A todo esto, mándame al email tu dirección, que si no hacerte llegar postales va a estar complicado. Tú la mía la tienes, ¿no?

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  2. Boh!! pues a mí la polenta esa o lo que sea eso no mi piace, está asquerosa. Pero las pizzas... están ricas!!

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  3. anitaaa aqui faltan detalles de peli de isabel coixet en el momento lavanderia :P

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  4. Los tendrás, los tendrás... cuando te pille por msn o skype...

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