miércoles, 23 de junio de 2010

Se abre la veda de las despedidas...

Debería estar estudiando, por el simple detalle de que mañana tengo dos exámenes y aún no sé de qué van los apuntes, pero de camino de vuelta a casa me ha asaltado la necesidad de escribir. Porque la veda de las despedidas se ha abierto ya, y aunque todos sabíamos que el erasmus tiene un final, no pensábamos que llegaría tan rápido.

Porque a pesar de las veces que he querido volver a Madrid, aquí he conocido gente a la que no voy a olvidar. Y porque espero que no sea un adiós, sino un hasta luego.

Porque aquel día en el metro, cuando escuché hablar a un grupo de españoles, no pensé que unos meses después les cogería tanto cariño.

Porque a pesar de ser rivales, Jesús, te he cogido muchísimo cariño. Y como te he dicho en la bandera, nos quedan muchas juergas por vivir, en Madrid, en Valladolid y donde sea. Espero poder bajar a visitarte a Cádiz, aunque ya sabes que no puedo prometerte nada.

Gracias por estos meses. Gracias por tus frases-baño. Gracias por todas las veces que me has hecho reír. Y por las que nos quedan... Te echaré de menos.

martes, 8 de junio de 2010

Trozos grabados en Turín

Después de la invasión del equipo de ¿Hay Alguien Ahí? al completo (que ya contaré en otro momento), el programa siguiente tuvo sus ocho minutos de grabaciones varias, hechas durante el fin de semana. No tiene desperdicio. Si queréis echaros unas risas, http://hayalguienahi-radioritmo.blogspot.com/2010/06/programa-93-4-de-junio-de-2010-morbido.html aquí lo tenéis... No son exactamente unas Pingüinerías, pero oye, se parecen...

domingo, 6 de junio de 2010

La invasión de Dani y Luis

Dos findes seguidos con invasiones. El 27 de junio, con sorpresa incluída. A pesar de las filtraciones, llegué a creerme que Luis no vendría. Me dio un poco de rabia que por culpa de los controladores franceses el vuelo saliera de Madrid a la hora que tendría que haber llegado a Turín, pero al fin, llegaron. Llegué un poco tarde a buscar a Dani, porque no sabía exactamente dónde estaba la estación. Cuando ya le iba a decir de tirar para el centro a comer algo (eran las 6 de la tarde y yo estaba sin comer por esperarle), se fue corriendo (y yo pensando qué estaba haciendo) y volvió con Luis, diciéndome que casi se le olvida en el tren. Y como al momento empezó a meterse conmigo, le dije que ya podía volverse a Madrid...

Comimos un par de pizzas en la Mordillo, y nos fuimos a Castello, porque había un concierto, y de paso tomamos un helado de Grom y les presenté a esta gente. Les llevé a casa para que dejaran las cosas y descansaran un poco, y quisieron echarme, ocupar mi cama... Pero no les dejé! Antes de que se hiciera de noche del todo les subí al Monte Capuccino, y allí estuvimos haciendo fotos y Sara me llamó para convencerme de que "les preparara algo rico de cena y nos fuéramos de juerga". Así que les preparé unas tortillas churruscás (no era mi intención churruscarlas, pero es lo que salió). Y nos fuimos al noséquébar irlandés, Dani y yo nos tomamos un litro de Guiness a medias, y de allí nos fuimos un rato a Murazzi. No entramos en ningún sitio, y me intentaron tirar al Po. Nos volvimos prontillo a casa, porque el viernes habíamos pensado ir a Génova.

Madrugamos... Pero el tren se nos fue por 3 minutos, así que me dediqué a enseñarles las plazas, y un súper donde vendieran ron y cocacola de verdad, no esos del lidl... y volvimos a la estación, esta vez para coger bien el tren. En él nos dedicamos a dormir algo, a hacer crucigramas en italiano y a que me molestaran, básicamente. Llegamos a Génova sobre la 1, y vimos Piazza Ferrari, la catedral por fuera y una terracita donde sentarnos a comer unas focaccias. De vuelta a la catedral para verla por dentro nos compramos unos smoothies, y pasamos la tarde pateando la ciudad: vimos el puerto (enfrente del cual intuímos que vivía Marco, el de los dibujos animados). Paramos a tomarnos un granizado de café después de ver el Palacio Real, y seguimos por Vía Garibaldi y la casa donde nació (o eso dicen) Cristóbal Colón. Al lado de esta había un pozo al que intenté tirarme, pero no tenía demasiada profundidad...

Volvimos a la estación para coger el tren de vuelta a Turín, y cuando vimos un autobús con fotos de pingüinos (publicidad del acuario), los tres nos pusimos a hacer la foto... En el tren de vuelta también se dedicaron a molestarnos a Coco y a mí, y pasé medio viaje intentando convencer a la gente para que saliera, y la única con la que lo conseguí fue con Sara. Cuando llegamos a Turín pasamos por el kebab para coger algo de cenar, y se equivocó y me hizo uno con cebolla... Nos dimos una ducha, y en lo que yo me arreglaba llegó Sara. Aquí estuvimos los cuatro, bebiendo porque en la calle llovía, y haciendo un poco el tonto. A eso de las 4 y pico nos bajamos a Murazzi, y estaba bastante muerto, pero aún así lo pasamos bien. Al bajar yo quería subirme a la estatua de Garibaldi, pero Luis no me dejó, me dijo que a la vuelta. Dicho y hecho. Cuando nos echaron de Murazzi nos subimos Luis, Dani y yo, y Sara se quedó abajo para hacernos la foto. Nos subimos los cuatro a casa, y con el cansancio que tenía encima, me quedé dormida.

El sábado por la mañana nos despertamos no muy tarde, y después de un ataque psicopático en el que intenté matar a Sara con las cuerdas de tender la ropa, nos fuimos a Repubblica. Y por primera vez (creo), y sin que sirva de precedente, no compré absolutamente nada. Nos volvimos a casa a comer algo, descansamos un rato, y nos fuimos al Valentino. Les enseñé el castillo, el parque, y cuando estábamos llegando al borgo medieval, a Dani se le antojó coger una de esas bicis... condujimos diez minutos cada uno, y yo probé lo que es la "conducción temeraria", y Douglas (el amigo de Jesús que vino a mi cumple) también lo comprobó, ya que casi le atropello. Igual que al niño ese que se me puso en medio... En fin, fue divertido. A pesar de que me cargué la cadena y tuvieron que hacer labores mecánicas. Cuando la dejamos, les enseñé el borgo, y dimos la vuelta por el otro lado del río, donde estuvimos haciéndonos fotos. Y luego, en el puente de Umberto, donde Dani y yo nos planteamos tirarnos al Po, porque como rebotamos...

Fuimos a cenar unas piadinas, y les llevé al murphys, que estaba hasta arriba de gente porque era el 11 aniversario, y regalaban tubitos de luz. Ese día también nos fuimos prontito a casa, porque queríamos madrugar para ir a la Mole (y dar una sorpresa a Dani, que no sabía lo que hay dentro) y porque el domingo se tenían que ir.

Así que nos levantamos, recogieron sus cosas y allá que fuimos, después de que compraran chocolates varios para llevar de regalo. Lo primero que hicimos en la Mole fue subir, y fue una pena porque estaba algo nublado y no se veían los Alpes. Nos hicimos las fotos del "Yo estuve allí" y bajamos a ver el museo del cine. A Dani le encantó, e ir con él fue darme cuenta de que soy una inculta cinéfila, así que le tomaré la palabra en eso de los pases de cine cuando vuelva...

Cuando salimos del museo cogimos unas calzone y unas porciones de pizza y fuimos comiendo hacia Porta Nuova, donde casi llegando nos compramos una tarrina de helado. Pasamos de ir a ver Milán en 4 horas, a verlo en 15 minutos... Y a cantar "Per fare un tavolo ci vuole un legno" con Dani, en la piazza della Scala. Hubo un momento en el que creí que nos iban a echar alguna monedilla... Volvimos a Milano Centrale, me despedí de ellos malamente porque su bus se iba ya, y yo ya había perdido mi tren, así que me tocó esperar una hora, en la que me dediqué a marujear por teléfono con Estre y a leerme uno de los muuuuuchos libros que tengo que leer para los exámenes (de hecho, creo que fui leyendo uno para el examen de hoy, que podría haberme ahorrado, porque ni lo ha mencionado en ningún examen...)

Es posible que me haya dejado mucha información sin contar. Pero hace casi tres semanas de esto, y hoy mi cabeza está demasiado saturada. Otro día os contaré la invasión de mis papis, cuatro días después.