miércoles, 31 de marzo de 2010

Pingüinerías y Pingüinadas: Estocolmo

Una semana más, aquí está mi voz en las ondas, distorsionada por un micro malo. Esta semana hablo de Estocolmo, y por fin asumo que Turín es tierra de pingüinos. Y además, me sentí bastante presente en el resto del programa, quizás fuera por el Facebook...

Aquí os dejo el enlace: escuchad, y opinad, y de paso, reíros con el resto del programa: http://hayalguienahi-radioritmo.blogspot.com/2010/03/programa-85-26-de-marzo-de-2010-no.html

jueves, 25 de marzo de 2010

Volviendo a vivir la vita torinesa!!!

Después de un tiempo en el que, reconozco, y me han recordado, que no he estado al 100%, vuelvo a ser la misma de siempre (o no), y vuelvo a no encerrarme en casa como si fuera una ermitaña antisocial que no quiere saber nada del mundo...

Algunos días he ido a la mensa, alguno que otro también he ido a clase (intento ser responsable, lo prometo, pero bueno, puedo decir en mi defensa que es porque algunas noches me quedo hasta tarde leyendo los libros de clase y cualquiera se levanta para llegar a clase a las 8 de la mañana...)

Pero sin duda, he descubierto que las "noches Lapsus" son las mejores. Son las mejores juergas, de esas que dices "sólo salgo un rato, volveré pronto a casa". Y por supuesto que vuelves pronto, a eso de las seis de la mañana... Eso pasó el viernes pasado, y mira que la noche empezó mal... Os cuento: habíamos quedado para hacer botellón en la plaza de la biblioteca nacional, aprovechando el buen tiempo que hacía. Yo iba tan feliz con mis dos cervezas, y por el camino la bolsa se rompió, y vi cómo una de las cervezas se estampaba contra el suelo, no resistiendo el golpe... Fue duro llegar al botellón con solo una cerveza, y me tocó ir hasta la pizzería a por otra, y de paso, a por una porción de pizza... Y a eso de las, bueno, en realidad no sé qué hora sería, nos metimos al Lapsus, ese gran antro... Y allí estuve bailando y demás, hasta que nos echaron...

El sábado por la mañana, cuando me desperté, vi qué podía comer y llamé a Sarita para ver si se venía a Repubblica, y allí aproveché para comprar fruta, porque no tenía nada. Vinimos a casa a dejar las cosas y nos fuimos a tomar el aperitivo con Juan y sus primas, pero al final el Obelix estaba tan hasta arriba que terminamos cenando en un restaurante, que por cierto, no tenía nada que envidiar a las pizzas de cualquier otro sitio, y de allí nos fuimos a la Drogheria a tomar un cóctel: un martini cioccolato por el que me clavaron 6 eurazos. A eso de las 12 yo estaba que me caía, así que Sara y Camino me acompañaron a casa y a que Sara cogiera sus cosas. Me puse a ver un capítulo de alguna serie y a hablar con Carlos por el chat de tuenti, y me quedé dormida... A las 4 me desperté y apagué el portátil, y me volví a dormir...

El domingo aproveché el día.Recuperé sueño perdido, estuve leyendo y salí a correr por el Valentino, y me sorprendí a mí misma de mi aguante... Pero fue uno de esos días antisocial en los que no vi a nadie.

El lunes mi intención era haber ido a clase de visiva, pero como ya he dicho, ¿a quién se le ocurre poner una clase un lunes a las 8 de la mañana? Así que me levanté, comí algo y me fui a Linguaggio Televisivo, y nos fuimos una hora antes porque no había quién se concentrara... Y de allí, a tomar un café en donde yo no tomé nada, y a casa.

El martes tampoco me levanté para ir a clase, porque el despertador no sonó, o sonó pero no lo oí. También salí a correr, y me volví a sorprender, y por la noche habíamos quedado para un aperitivo de despedida en casa de Alex y Espe. Entendí que vivían en Vía Goito, y allí que me fui andando, con una bolsa llena de huevos rellenos, y cuando llegué vi que el número que supuestamente era el suyo no existía, así que les llamé y no me lo cogieron, pero como sabía que Eva ya estaba allí, la llamé a ella. Resulta que era en Via Giotto, así que me fui hacia Madama Cristina a coger el 18, y mientras iba contando las novedades de la semana a Estre, que acababa de volver. Cuando llegué estaba allí casi todo el mundo, y vi que había dos fotos de cada uno pegadas por las paredes. Con ellas estuvimos jugando al Quién es quién (no sin preguntas malvadas) y luego cogimos papelitos para ver a quiénes les teníamos que dedicar nuestras fotos. A mí me tocó dedicarles a Andre y a Darío, y a mí me dedicaron Andre y Miguel (me llevé la foto más cotizada de la noche). Estuvimos cenando, marujeando entre Camino y yo (tenemos una conversación a medias) y la mitad se fueron. Nos quedamos Andre, Espe y Alex (que para eso era su casa), Jesús, Sara y yo y después de otro de esos cócteles de Jesús que subían bastante, nos fuimos andando hacia el XO. Al llegar allí, la única que se dio cuenta de que estaba cerrado fue Espe, Sara y yo íbamos tan decididas, y los demás se habían quedado atrás. Así que nos fuimos al Giancarlo (no sin pretender robar unas cuantas sillas en Vittorio Veneto) y allí aguanté 15 minutos, me agobiaba bastante el ambiente (eso de no poder ni moverme y de llevarme empujones por todos lados todavía no es lo mío) así que me crucé la calle y me subí a casa. Eso fue a las 3 y media, y obviamente el miércoles tampoco me levanté... Sólo para ir a la mensa (me engañó Sara), y así fue como formé parte del Comité Organizador de la I Maratón Etílica Torino 2010, que estaba prevista para esta noche pero que las inclemencias meteorológicas han hecho que pospongamos. Estuvimos organizando todo entre Dani, Miguel, Sara y yo, y en eso me llamó Estre que tenía un descanso de clase, así que me fui a verla y a contarla las novedades que no se podían contar por teléfono, porque quería ver su reacción... Y de la cafetería de la Academia me vine a casa a leer, aunque lo que realmente hice fue echarme una siestecilla...

Y esta mañana prometo que mi intención era haber ido a Web Design, pero he visto el día de perros que hacía y me he quedado en la cama. Hasta que ha vuelto a llamarme Sara para convencerme otra vez de ir a la mensa, y allá que hemos ido, con su carro de la compra naranja fosforito (para ir a por las provisiones para la maratón) aunque hemos tenido que deliberar, y decidir que lo mejor era posponer el evento hasta nueva orden. Y mientras tomábamos un café (ay, los marocchinos, qué vicio...) y esperábamos a que vinieran Carmen y Cris nos contábamos nuestras vidas e intentábamos arreglar el mundo. Cuando han llegado ellas, hemos sido lo que más se oía en la cafetería de Via Verdi con nuestras risas escandalosas (hablando del "hombre desnudo", de los conjuntos y de otras cosas por el estilo) y nos hemos ido al Lidl, donde nos hemos encontrado a un hombre bastante extraño que nos ha empezado a guiñar el ojo y a hablar en español raro... Sara me ha acompañado hasta casa, he subido las cosas, he publicado la nueva deliberación en Tuenti y me he bajado al Crai a por unas cervezas. Y ahora he hablado con mi padre, con Estre, con Carlos, con Espe y con Lore, y voy a darme una ducha y a arreglarme para esta noche, que hemos quedado en casa de Espe para ir luego a Chalet. A ver qué tal se da...

domingo, 21 de marzo de 2010

Fotos de Estocolmo (y 2, al menos de momento...)

Vasa Museum

El río helado

Museo de la moda

Museo de la moda

Haciendo un ángel en la nieve

En este viaje no me olvidé de Coco, y aquí está, en la puerta de Skansen

Lo perjudicadas que acabaron mis botas antes de empezar el viaje

Skansen

Vistas de Estocolmo, y un reno de madera

Sara contemplando Estocolmo

Skansen

Cerdos con manchas de vaca que comen pescado

La orilla de enfrente

sábado, 20 de marzo de 2010

Fotos de Estocolmo (1)

Estocolmo de noche

En los ventanales del Moderna Museum

Vistas desde el Moderna Museum

Contemplando Estocolmo

Foto artística de cagones

Exterior del Moderna Museum

Estocolmo

Sarita y yo

Vistas

Suicidio colectivo

Todos junto al ayuntamiento

Hombre pescando junto al ayuntamiento

Vistas

Gamla Stan

Camino y yo

Palacio Real

Patos a lo titanic

Cabina telefónica

Gamla Stan

viernes, 19 de marzo de 2010

Estocolmo...

Como ya os dije un día antes de irme, el miércoles pasado me fui a Estocolmo. Y antes, pasé el día en Milán, que aún no lo conocía. La verdad es que sólo tiene el Duomo (que me encantó, tanto por dentro como por fuera) y la Galería. Hay quien dice que también la Scala, pero debe ser por dentro, y tampoco nos dio tiempo a entrar.

El viaje a Estocolmo empezó mal, porque al ir a pasar el control de seguridad en Bérgamo una de mis botas se terminó de destrozar, y tuve que engancharle una goma del pelo para intentar llegar al albergue. Fue gracioso (irónicamente hablando) ir con la maleta y la bolsa del McDonalds en una mano, con el vaso de la cocacola en la otra, y parando cada 3 pasos a colocar la goma porque si no no podía andar.

McDonalds... creo que no volveré a pisar uno en muuuuucho muuuuucho tiempo, ya que fue lo único que comí desde el miércoles hasta el sábado por la noche. Noche que nos tocó pasar en Milano Centrale. Nuestra idea era coger el último tren a Turín, nos hubiera dado tiempo, pero nos cobraban 90 euros por cada taxi, y somos erasmus...

En Estocolmo... bueno, el viaje no fue como esperaba, todo hay que decirlo. Pero la ciudad me encantó, llena de nieve, con sus ríos helados y los barcos atrapados. Y tuvimos suerte, porque nos hizo bastante buen tiempo, y aunque daban nieves, sólo hubo dos momentos en todo el viaje en los que nos cayeron cuatro copos.

Allí visitamos lo más importante. El jueves estuvimos dando vueltas por Gamla Stan, el barrio viejo, donde además estaba nuestro albergue. Vimos el Palacio Real, el Ayuntamiento y paseamos por la zona, nos fuimos a comer y después de comer, nos fuimos al Moderna Museum. Allí había una exposición de una tal Lee Lozano que estaba "ligeramente" (sigo hablando irónicamente) obsesionada con el sexo. Después de ver el museo estuvimos tomando algo en un Friday's (las cocacolas nos salieron gratis, gracias al camarero sueco que se pensó que ligaba con él porque le di una nota en la que ponía "I love you, call me" y un número de teléfono). Desde allí nos fuimos a comprar algo para cenar en el albergue (allí la pasta era gratis) y estuvimos de risas en la cocina. Además, Andre y yo hicimos un dibujo de Erasmus Torino en el que firmamos todos.

El viernes por la mañana fuimos a ver el Vasa Museum, de un barco que se hundió en el siglo XVII y que rescataron y reconstruyeron íntegramente allá por los años 70. Cuando salimos nos compramos unos perritos para comer, y fuimos hacia Skansen, pero vimos que lo cerraban en una hora, por lo que no nos iba a dar tiempo.

Como la comida había sido bastante pobre, fuimos al McDonalds, y descubrí que el cajero me había dado un billete que no me admitieron, y el banco ya estaba cerrado para que me lo cambiaran. Así que como Camino también tenía las botas rotas, entramos al H&M y allí me tuvieron durante una hora y pico. La verdad es que me cabreé, porque desperdiciamos los últimos momentos de luz del día. Los chicos se fueron a dormir al albergue, y nosotras, después de un buen rato intentando entendernos, nos fuimos a buscar las estaciones que molaban del metro. La verdad es que alguna encontramos, pero me decepcionó, ya que en el powerpoint que me habían pasado parecía que todas eran originales. A la vuelta volvimos a pasar por el super a comprar algo de beber, y unos kebabs bastante extraños. Decidimos que estábamos bastante cansados como para salir, a pesar del malentendido que hubo unas horas más tarde. Estuvimos en la cocina bebiendo, y se nos acoplaron tres holandeses. Todo esto, mientras comíamos palomitas y mientras un tío bastante raro nos preguntaba si éramos gente real o hologramas...

El sábado por la mañana pretendíamos levantarnos pronto para aprovechar. Pronto se convirtió en las 11, y una vez que desayuné y preparé todas mis cosas, me fui con Carmen a comprar las postales. Al final salimos bastante tarde del albergue, y nos fuimos a la estación a dejar las maletas en las consignas. Tardamos bastante, entre unas cosas y otras, y nosotras nos fuimos a Skansen. Por un momento tuve mis dudas de si ir, pero cuando entramos me alegré de haber ido: es un zoo que a la vez reproduce un pueblo sueco. Lo vimos un poco a la carrera, y nos dejamos zonas por ver, pero no faltaron los lobos, los leones marinos, los glotones, los alces y los cerdos con manchas de vaca que comían pescado...

Volvimos al centro, a comer en el McDonalds (cómo no), y yo aproveché el bus para escribir las postales. Fuimos a recoger las maletas, y cogimos el bus de vuelta al aeropuerto. De los viajes no me acuerdo de mucho, porque fuimos casi todo el camino durmiendo. Sí me acuerdo de Andrea en el avión cantando, y poco más.

Cuando llegamos a Bérgamo, tuvimos que decidir volver en bus, porque no nos apetecía pagar 23 euros cada uno por un taxi. En Milán pasamos por el McDonalds para así tener que pasar menos tiempo en la estación, pero ya estaban cerrando, así que nuestro plan se quedó en las ganas.

En la estación buscamos un hueco donde pasar la noche, y cuando ya nos habíamos acomodado vino un hombre de la limpieza y nos echó de allí. Los policías que había por allí dando vueltas nos dijeron que en la entreplanta hacía más calorcillo, así que para allá nos fuimos. Y al rato éstas encontraron otro hueco más resguardado, así que por tercera vez nos cambiamos de sitio. Y allí pasamos la noche, jugando a Furor hasta que mi equipo me dejó sola y yo ya no tenía ganas de pensar en canciones.

Fui a acompañar a Andrea y a Sara a buscar un baño, y le preguntamos a uno de los policías que nos dijo que estaban cerrados, que no abrían hasta las 6, pero que "si era muy urgente" podía llevarnos a unos para el personal. Nos llevó, y además, nos invitó a un café...

Cuando cogimos el tren nos metimos en un vagón en el que no funcionaba la calefacción, así que nos tuvimos que cambiar cuando ya me estaba quedando dormida (hay por ahí fotos de las pintas que tenía, aunque todavía no las he conseguido). Vine todo el camino durmiendo, y al llegar a Porta Nuova, como no veía que me fuera a venir ya algún bus (eran las 7 de la mañana y a esas horas tampoco pasan tanto) me vine a casa andando. Y me tiré casi todo el día durmiendo. Necesitaba recuperar las horas de sueño...

Ya os subiré otro post con fotos de Estocolmo y ya os contaré lo poco que he hecho esta semana. Ahora, de momento, me voy a ver qué puedo cenar...

martes, 9 de marzo de 2010

Sin tiempo...

Reconozco que hace un montón que no escribo, y que me voy a dejar muchas cosas sin contar. Pero es que realmente no tengo tiempo: el nuevo cuatrimestre acaba de empezar, no hacen más que mandarnos libros, libros y más libros, y a esos hay que añadir los que no he leído de las dos asignaturas de las que tengo examen en abril... Y sí, es cierto que si llevara esto al día, me costaría menos, pero soy vaga...

El caso es que mi vida no ha sido demasiado intensa estas últimas semanas. Algunos días ni he salido (como este sábado, o el jueves que dije no a Chalet). Y los días que he salido... bueno, ha habido de todo. Creo que el mejor fue hace tres semanas, cuando Estre, Carmen y Cris estuvieron en casa, yo me di un baño de cerveza, nos colocamos con el incienso de maría y vi cómo se me escapaba un objetivo... Estuvimos un rato en el Club 21 (del que por cierto, soy rrpp, y gracias al cual soy, de momento, 40 euros menos pobre) y después nos fuimos al Lapsus. Y cuando me despedí de ellas y volvía a casa, vi que el tío que había estado rondándome toda la noche se acercaba corriendo hacia mí, yo acojonada a pesar de que me dijo "No tengas miedo, no soy peligroso" (me quedo más tranquila), se me presentó, me dio su tarjeta de visita para que le llamara si quería, y se fue. Llamé a Estre para contárselo, y nos estuvimos riendo de él toda la semana. Al día siguiente fui a Repubblica, y por la noche habíamos quedado en el Palacete. Cuando Estre y yo íbamos hacia allí, el tram volvió a quedarse parado, y nos dio la risa recordando que unas semanas antes estuvimos casi media hora esperando a que retomara la marcha. Esta vez no pasó lo mismo, llegamos rápido (no sin pasarnos de parada), estuvimos bebiendo un rato y cogimos taxis para ir a casa de Irma. Aquéllo no fue como esperábamos, fuimos a Lapsus a pesar de que era sábado, nos aburrimos y... bueno, dejémoslo ahí: la noche no fue como esperábamos, y terminamos en la buhardilla Sarita, Estre, Jesús y yo con frases tan grandes como "Yo no recuerdo que para ir a Murazzi hubiera que subir tantas escaleras".

El miércoles de esa misma semana tuvimos Sara y yo una noche Murphys en la que se nos acoplaron unos italianos a los que conseguimos sacar una cerveza a medias, y que se empeñaron en montarnos una fiesta para el viernes a la que al final no nos presentamos. En cambio, estuvimos en la despedida de Lucía y terminamos en Lapsus (cómo no). Y allí... bueno, aquéllo fue un poco desmadre. Y cuando nos íbamos a ir, Sara y yo nos sentamos un rato enfrente de la puerta, y fue surrealista: vi que el "hacedor de pelis" (también conocido como el de la tarjeta de visita, el film-maker o el moviemaker) se nos acercaba, me saludó, me dio una flor hecha con una servilleta, un lazo o algo de tela, se dio la vuelta y se fue...

El sábado volvimos al Palacete, y de allí nos fuimos al XO y como estaba muerto, al Alcatraz. Y hablamos de la fiesta de disfraces. Y es que el martes de esa misma semana montaron Sara y Andre una fiesta de disfraces en el Palacete, y en honor a Lore me disfracé de cavernícola, después de haberme fabricado un hueso que ahora forma parte de mi puerta-museo de los recuerdos. Y por primera vez en mucho tiempo, esa noche no perdimos el último tram. Terminamos en el XO otra vez, y para ser martes, estaba bastante muerto... Así que me fui prontito a casa. (Quien dice prontito dice llegar a las 3.30)

Esa misma tarde, gracias al día espléndido que hacía, estuvimos en el Valentino en manga corta. Una pequeña alegría, ya que el miércoles hizo muchísimo frío, el jueves estuvo todo el día diluviando y el domingo volvieron las nieves (de hecho, hace un rato ha nevado).

Pero eso no nos libró de salir el viernes. Como os he dicho, soy rrpp del Club 21 y engañé a la gente para ir. Y gracias a eso soy un poco menos pobre. Y el sábado todo lo que salí fue a cenar al kebab y el ratillo que estuvieron Estre y su amiga Raquel bebiendo en casa.

Y aparte de todas estas juergas, no he hecho mucho más estos días: ir a la cafetería de Bellas Artes engañada por Estre, reviciarme a los marrochinos (café con nutella), comprarme un vestido y una falda monísimos que están esperando tiempos mejores para estrenarlos, y hoy preparar la maleta porque mañana a estas horas estaré metida en un avión rumbo a Estocolmo. Temo el frío, ya que intuyo que estoy pillando algo, pero también intuyo que van a ser unos días geniales en los que me lo voy a pasar de puta madre. Y esta vez sí que llevo mi cámara, así que tendréis noticias (y fotos) mías.