viernes, 18 de diciembre de 2009

Últimas noticias turinesas del año

Me voy de vacaciones. Vuelvo a lo que, hasta hace tres meses, era mi vida normal. Durante tres semanas viviré de nuevo en Móstoles. Durante tres semanas estaré rodeada de la gente que me quiere y que yo odio con cariño. Dentro de dos horas, exactamente, vendrá un taxi a recogerme para llevarme a la estación de buses (ya que Turín es una ciudad en la que no saben lo que es un búho). Aprovecharé el bus que me lleva a Malpensa para dormir. Después, cuatro horitas en el aeropuerto (ya que el bus que tendría que haber cogido estaba hasta arriba), y otra siestecita de dos horas y pico en el avión. Ya en Madrid, me esperan Paula y Noelia para "darme un abrazo que me va a tirar al suelo" y un cocido que me va a saber a gloria. Y todos los demás, por supuesto...

Los tres últimos días en Turín han sido algo raros. Raros por los preparativos de la vuelta. Raros por las despedidas. Raros porque una parte de mí no quiere despedirse de esta ciudad hasta el año que viene, pero la otra está loca por pisar suelo madrileño.

El lunes por la mañana lo pasé con Camino en el mercadillo de Porta Palazzo. Fue un día bastante consumista, todo hay que decirlo. Comimos en mi casa, y la acompañé al centro a buscar un vestido, y fui yo la que se lo compró. Y como os dije que os contaría qué había sacado en mi examen de italiano, os lo cuento: un 23 (sobre 30). Y tengo que reconocer que me esperaba algo más, pero total, para lo que me va a servir... Después de eso, nos fuimos de cena de despedida, y después de buscar el sitio al que pretendíamos ir, que estaba cerrado, acabamos en una pizzería un poco antro, pero de la que me llevé un buen recuerdo: fui a pagar mi pizza y la de Estrella con un billete de 20 euros, y me devolvió dos de 10. Así que la cena nos salió gratis...

El martes me levanté justo para ir a clase, comí corriendo, me di una ducha rápida y aún así, llegué tarde. Y después de eso, me fui a casa de Estrella a hacer galletitas de navidad. Y aunque nos quedaron más o menos monas, hay que reconocer que cuesta comérselas, no porque estén malas, sino porque están un poquito duras. Vamos, que se pueden utilizar como arma arrojadiza. Pero de sabor, están ricas. Y como las de Pucela volvían al día siguiente a España, quería despedirme de ellas, así que me invitaron a cenar. Y me tocó esperar al tranvía durante 35 minutos, porque Sara logró convencerme. Estuve ayudando a Camino con la cena (hizo su primera tortilla de patata, yo me limité a batir los huevos), y después de las despedidas, y de convencernos de que serán solo tres semanas, si es que no nos vemos antes, Pedro y yo nos bajamos a coger el último tranvía. Último tranvía que no pasó, y esperé a otro que me dejaba relativamente cerca de casa. Llegué a punto de congelarme, y para variar me conecté.

El miércoles amaneció a las 3 de la tarde. Cuando vi el despertador, no me lo podía creer. Así que me levanté y me fui a hacer todo lo que tenía que hacer: alguna que otra compra, intentar conseguir los libros que me tengo que leer y, como era pronto cuando volvía a casa, pretendía irme a hacer fotos. Menos mal que se me ocurrió comprobar si tenía batería en la cámara, y no se encendía ni siquiera. Así que pospuse el plan para mi última tarde del año en Turín, y empecé a hacer la maleta y a organizar un poco la casa.

Y hoy, jueves, mi último día del año en Turín... Me he despertado tarde, pensando en que no iba a dormir apenas. He comido y he aprovechado la luz del día para ir a hacer algunas fotos. Cuando empezaba a anochecer, he vuelto a casa, he cogido la ropa sucia y me la he llevado a la lavandería. Al salir, he estado media hora esperando al tranvía (ese mismo que el otro día no apareció) y cuando se me ha ocurrido mirar hacia el otro lado, ya a punto de congelarme y sintiendo cuchillas en los dedos, he visto que había uno en esa vía, supongo que averiado, así que macuto al hombro, me he ido hasta casa andando con tres bolsas de ropa empapada a la espalda. En casa la he tendido y en eso ha llegado Estrella, que había quedado conmigo para venirse a hacer fotos. Hemos subido al monte dei Capuccini, y allí había unos viejecitos con una vela y una botellita de champagne... bastante romántico para quien crea en eso, la verdad. Hemos bajado, he hecho alguna foto de las luces de artista de la Mole, y de Vía Po, y nos hemos venido a cenar a casa. He recogido lo que quedaba por medio, he terminado la maleta, y aquí estoy, intentando mantenerme despierta. La próxima vez que duerma en una cama, será la mía. La de siempre. Y no veais si tengo ganas... Móstoles, ¡allá voy! Celebraste que me iba con fuegos artificiales. ¿Cómo me vas a recibir?

domingo, 13 de diciembre de 2009

Qué de cuántos días aquí comprimidos

Madre mía, qué abandonadito tengo el blog últimamente. Pero es que entre estudiar para mi examen de italiano (mañana me dan la nota, así que dejaré constancia por aquí), unas juergas y otras, leer uno de los muchos libros que tengo que leerme, y los preparativos para volver el viernes a Madrid, no queda ni un ratito libre para contaros cómo me va por este lado del mundo. Porque sí, el viernes estaré de vuelta en casa, soy como el turrón y vuelvo a casa por Navidad, ya sabéis...

Bueno, voy a contaros las cosas de las que me acuerde, que después de 10 días soy consciente de que varias se me olvidarán, y otras haré porque se me olviden...

El jueves pasado, el día siguiente de la última vez que escribí en condiciones, me puse de los nervios, ya que mi intención era pagar la factura de la luz (que ascendía a 125, no os podeis imaginar la cara que se me quedó cuando lo vi) y pasé por varios cajeros, y ninguno me dejó sacar dinero. Así que con la factura de la luz, me volví a casa y descubrí que no podía sacar dinero porque... no había dinero en la cuenta... Así que lo pospuse para el lunes. La tarde la pasé, como siempre, en la clase de italiano, y por la noche pensábamos salir Cris, Carmen y yo, así que me arreglé y fui para su casa, pero se habían apalancado mucho, y llamé a Sara para irme hacia su casa. Y allí estuvimos, bebiendo champán y lambrusco con Andrea, y al rato decidimos irnos al Chalet, aunque yo quería ir a la fiesta de solteros del XO. Por el camino fuimos cantando la canción de "Soy una taza" y una italiana que quiso imitarnos terminó en el suelo (creo que iba más borracha que nosotras). En Chalet estuvimos haciendo mucho el tonto, para variar. Y un poco antes de que nos echaran, nos fuimos. Me acompañaron a la puerta de casa y todo...

El viernes me había puesto la alarma para ir a clase, pero aunque me desperté, fui incapaz de levantarme. Quedé con Sara y Camino para ir a la mensa, y después de eso nos fuimos Sara y yo a la reunión de la radio, pero como vimos que eran las 4 y cuarto y que nadie aparecía, decidimos irnos. Además, me convencieron para ir a Aosta, y estuve hasta bastante tarde esperando a ver si me llamaba Sara para decirme a qué hora habían quedado, y al final decidí no ir, y apuntarme a la manifestación contra Berlusconi que me había dicho Berdugo que había. Ese viernes no salí, creo que desde que estoy aquí fue el primero que no salí, sin estar mala y sin tener aquí visita. Así que cuando me desperté el sábado quedé con Jose, me di una ducha y me fui a buscarles a su casa. Y como la manifestación era poca cosa, y la niña tenía hambre, se fueron para casa y yo llamé a Camino y Sara para ver dónde andaban, y me fui a una pizzería de Via Po a comer con ellas. La tarde la pasamos en el Carrefour (de camino al cual me libré de que me pillara un revisor, bajándome justo en la parada que se subió él). Luego me vine para casa a cenar, y estuve haciendo tiempo esperando a que vinieran Sara y Camino, ya que habíamos quedado para beber en mi casa y luego irnos al Alcatraz, en el que por cierto, nos rodearon un montón de moscones...

El domingo... no me acuerdo de qué hice el domingo, para qué os voy a engañar... Creo que fue uno de esos días en los que no salí ni de casa, pero... no me acuerdo...

El lunes fuimos a comer a la mensa, y como no había clase porque aquí también hicieron puente, a tomar un café, durante el que decidimos montar una cena esa noche en casa de Camino, Sara y Andrea. Yo desde allí me vine a casa a por las cosas de italiano, porque esa decidió no hacer puente, y me amodorré un poco, pero al final fui. Y cuando volví me conecté un ratito, y me fui para casa de estas niñas. Estuve 20 minutos esperando al tranvía, y pensaba que sería la última en llegar, pero en realidad fui la primera. Cenamos un poco de todo, pero lo que más triunfó fue el pollo con nata y los canapés con salchichas... Luego Ana, la amiga de Andrea, me maquilló un poco, y estuvimos haciéndonos un montón de fotos locas. Y nos fuimos al XO, que había una fiesta. Y allí estuvimos, haciendo un poco el tonto, y nos fuimos cuando un tío quiso pegar a Sara acusándola de haberle tirado la copa (curiosamente, el viernes volví a verle en el Lapsus contando la misma historia).

El martes me levanté más bien tarde (me había acostado a las 6, porque encima cuando llegué a casa me puse a mirar el correo: buena noticia: mi camisa ha aparecido). Así que después de comer me cogí la bici y fui a ver si estaba abierta la lavandería (era fiesta), y aproveché para mirar alguna que otra tienda. Al subir a casa cogí el macuto lleno de ropa sucia y allá que fui. Me tocó esperar media hora porque estaban todas las lavadoras (vamos, las dos), ocupadas. Así que como me había llevado el libro de arte, me puse a subrayarlo. Cuando volvía a casa, casi pierdo la bolsa con mi ropa interior limpia, menos mal que el que iba sentado detrás de mí en el tranvía me avisó (si no, creo que me habría quedado sin bragas y calcetines).

El miércoles me levanté tarde, porque tenía un dolor de cabeza bastante serio, pero a pesar de todo salí a correr un rato. Y como había quedado con esta gente a ver si habían conseguido el libro de racismo, me acerqué a la facultad para ver que no lo habían conseguido, y como tenía tiempo hasta las 6, que tenía que ir a italiano, me fui con Sara y Andrea a la Fnac, y el cajero nos dijo que había estado en "Castilla la Vieja". Ninguna de las tres le explicamos que eso ya no existe... Volví a casa a por las cosas, y me fui a una interesante (irónicamente hablando) clase de repaso en italiano, en la que, por cierto, nos hizo una prueba oral, a pesar de habernos dicho que no habría parte oral en el examen...

El jueves fue un poco de lo mismo: me levanté tarde y con dolor de cabeza, pero salí a correr para despejarme. Y pasé todo el día intentando repasar para el examen de italiano, porque temía que sería como el primero. Eso sí, cuando llegué y lo vi, me tranquilicé bastante, ya que menos alguna cosilla rara, me pareció bastante fácil. Ya os digo, cuando me entere de la nota os la cuento.

El viernes sí que fui capaz de levantarme a la hora. Así que podeis imaginaros la cara de tonta que se me quedó cuando llegué a clase a las 10:15 y la puerta estaba cerrada a cal y canto. Así que con todo el cabreo, volví a casa, salí a correr, me pegué una ducha y me tiré toda la tarde tirada (valga la redundancia), y después de cenar vino Estrella, que habíamos quedado para ir a la Champanada Universitaria. Llegamos a Vittorio Veneto a las 23.55, y nos confundimos de grupo de gente, así que casi nos quedamos sin comer uvas con las campanadas a la viva voz de Sara. Y ahí, bebiendo champán de un euro, nos pasamos gran parte de la noche. El resto fue en el Lapsus, que para eso era viernes y hacía frío en la calle...

El sábado, lo único que hice de provecho fue salir a correr (sorprendiéndome a mí misma de la resistencia que estoy pillando), ir a comprar al Lidl y una noche de confesiones en el Murphys entre Sara y yo. Y es que echaba ya de menos el Murphys, casi un mes sin ir... Y oye, contando con que me levanté con un dolor de tripa que no podía con mi alma, no está mal lo que hice...

Y hoy, domingo... a pesar de que a las 2 estaba durmiendo ayer, me he despertado a las 2 menos cuarto, y mientras estaba comiendo me ha llamado Estrella para ver qué iba a hacer hoy, y hemos quedado para ir al Carrefour a comprar para hacer galletitas, y hasta que hemos encontrado los moldes se ha hecho un poco tarde, así que lo hemos pospuesto para el martes. Y ahora aquí estoy, estresándome por la semanita que me espera, concienciándome de que voy a pasar dos horas de más en el aeropuerto de Malpensa, de que voy a tener que ir andando con la maleta a las 4 de la mañana desde casa hasta la estación, y con muchas ganas de llegar a Madrid y repartir abrazos de oso a mansalva.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Fotos de mi tour por Italia

Acabo de darme cuenta de que no había subido ninguna foto de cuando estuve por Firenze y Pisa. Aquí teneis algunas.

Sujetando la torre de Pisa












Pisa de noche












Pisa












El río de Pisa de día












Vistas desde el Duomo de Florencia












El Duomo de Florencia por la noche












Galería de los Uffizi, Florencia












La torre inclinada de Birra

Te hablaré

He recuperado una canción que hacía años que no escuchaba... (Maldita Nerea, Te hablaré)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La invasión de Lore y Carlos

Los días del jueves al domingo han sido intensos, o no tanto como me esperaba. Eso sí, en muy buena compañía. Aunque dos horas más tarde de lo esperado, llegaron Lore y Carlos, y el transporte público hizo que además yo llegara un poco tarde a recogerles (unos 20 minutos, nada más). Y mientras me acercaba a la estación, les vi saludarme de lejos y empecé a correr hacia ellos. Ellos hicieron lo mismo, maletas a rastras incluidas, y nos dimos un abrazo de oso entre los tres que hizo que a Lore se le cayera hasta la maleta al suelo.

Llegamos a casa, y me odiaron un poco debido a subir los cinco pisos con la maleta, y vimos qué podíamos comer. Y casi dos meses después de vivir en esta casa, preparé pasta por primera vez... Nada más comer me fui a hacer la compra, y les dejé por si querían dormir un rato. Y cuando estaba en el Lidl me llamó Estrella para ver si podía venir a por la bici, y la esperé y de paso me ayudó a subir la compra. Cuando llegamos a casa no se habían dormido, y eso que yo intenté entrar en silencio... Estuvimos un rato tirados en la cama, de risas, y nos fuimos a la calle: les enseñé Vittorio Veneto, Vía Po, piazza Castello, pasamos por delante del Museo Egipcio, el museo del Risorgimento Italiano y la Biblioteca Nacional, el Palacio Campana, el Palacio Carignano... Y cuando tuvimos hambre fuimos al sitio de las pizzas del ostello y se dejaron aconsejar: cuatro quesos y jamón y champiñones, para llevar a casa. Nos apalancamos y no salimos. En cambio, nos dedicamos a conectarnos y a hacer el tonto... Pero como todos estábamos cansados (ellos habían pasado la noche anterior en Barajas y a mí aún me duraba el cansancio) nos fuimos a dormir bastante pronto. Creo que incluso, más pronto de lo que me voy yo habitualmente.

El viernes por la mañana fui la que más tardó en levantarse... Les enseñé el Murazzi y sus vistas, y ahí empezamos a hacernos fotos tipo gif, y desde allí me los llevé al Valentino, donde les enseñé la facultad de arquitectura, la fortaleza (con los chicos de “Cataloña”), y aprovechamos para hacernos fotos de todo tipo, tirándonos hojas por encima incluidas. A la vuelta a casa descubrimos que hay, al lado de la facultad de arquitectura, un jardín botánico, y entramos a verlo. Así que sobre las 3 y pico nos vinimos a casa a comer, y nos relajamos un ratito antes de ir a ver cosas. La tarde del viernes la dedicamos a comprar regalos para sus familias, y a comprarnos uno de esos donuts rellenos de nutella que venden en Piazza Castello. No muy tarde nos vinimos a cenar, porque otra vez pensábamos salir por la noche, pero otra vez nos volvimos a apalancar, con un par de Moretti (ya que había conseguido un abrebotellas, no voy a contar cómo), y dedicamos la noche a hacer vídeos haciendo el tonto, conectarnos a internet gracias a la conexión de ruben y yo a guardar mis secretos.

El sábado por la mañana habíamos quedado con Estrella para ir al mercadillo de Piazza della Repubblica, y aunque llegamos algo tarde, creo que a ella se le pasó rápido el cabreo. Vimos los puestos de ropa (nos compramos leggins con pinta de ser muy calentitos), y después nos fuimos a los de la fruta y la verdura: plátanos, mandarinas y tomates, una chapata, una botella de limoncello y la cerveza china para Óscar. Y la vuelta en el tranvía... “Yo por Lore MA-TO” (Lore, pídeme que mate...)

Después de comer nos asaltó el dilema de qué ir a ver. Terminamos yendo a la Mole y con intención de visitar después el Palazzo Madama, pero entre unas cosas y otras (más bien, entre la cola que había para subir a la Mole) salimos demasiado tarde de allí, y lo del Palazzo se quedó en intención. Esta vez nos hicimos fotos en todas y cada una de las salas, estuvimos un buen rato en Matrix, en los váteres (si ya lo decía yo, en la Mole hay váteres y Matrix), en la nevera, en el café Torino... Todo eso, después de haber subido y haber visto Torino a través de la niebla...

Volvimos a casa a cenar, y se amodorraron: Carlos se durmió porque Lore estaba tirada, y luego Lore también se durmió, y yo me quedé esperando para despertarles cuando llegara la hora de que se fuera Carlos (tenía que coger el bus a Malpensa de las 3 de la mañana). Como no había un triste búho, nos tocó ir andando, y después también volver. Por el camino Lore y yo fuimos recordando viejos tiempos, con nuestras confesiones, y un poco más al llegar a casa mientras nos comíamos uno de esos yogures de un kilo. Nos quedamos hablando hasta que decidimos dormir un poco, ya que nos iba a tocar madrugar. Pero al final no madrugamos, nos levantamos a las 11, y Lore recogió todas sus cosas, pero dejó su toalla para obligarse a volver. Nos bajamos a coger el tram, y tardó un rato, tanto que me tocó correr para ir a comprarle el billete mientras ella corría con la maleta, pero llegamos a tiempo. Así que ya sola, me volví andando a casa, reflexionando sobre lo que había prometido a Lore y a Luis, y me convencí a mí misma de que llevaban razón. Y como empezó a llover, pensé no salir en todo el día, dedicarme a hacer cosas de provecho. Y una vez que las había hecho todas, como me había llamado Sara para ir a ver el partido Barça-Madrid, me fui al Shamrock. Y después del partido me vine a casa a darme una buena ducha relajante, y a cenar, porque durante el partido me sonaban las tripas de forma considerable... Me quedé en internet hasta tarde, para no perder las buenas costumbres, y el lunes me tocó madrugar para ir a que Brunelli nos firmara los learnings. Un tipo peculiar, con los pantalones subidos hasta casi los sobacos, y unos tirantes... Después de eso, para hacer tiempo, buscamos la biblioteca y nos explicaron cómo podemos hacer para coger libros... Y como teníamos clase a las 2, y yo estaba desmayada de hambre (pensando que llegaba tarde desayuné 3 mandarinas por el camino), y me comí un buen plato de pasta y un filete con guisantes... Y con el estómago lleno, nos fuimos a Processi comunicativi e razzismo, y Andrea, Jesús y yo nos fijamos en el mismo chico... Hablamos con el profe para enterarnos de cómo nos hará el examen, y me vine a casa, me conecté y me entró la pereza de ir a clase de italiano con la que estaba cayendo, pero como he decidido ser responsable, fui, aunque llegué calada. Pero quería saber la nota de mi examen: 20 sobre 30. Y eso que pensaba que lo había suspendido... Al volver a casa me preparé la cena, y me conecté hasta las tantas. Total, hoy no tenía que madrugar porque la casera no me había respondido el e-mail.

Así que me he levantado a las 11, y con la intención de irme a la lavandería, pero entre unas cosas y otras me he entretenido, y he decidido prepararme algo de comida e irme a clase. Y después de casi un mes, he cogido la bici. Después de la clase de Racismo he ido a que el tal Scaramuzzi me firmara el learning, y ha tardado tanto que me ha dado vergüenza entrar en mitad de la clase de arte, así que me he ido a buscar la biblioteca de Filosofía y Letras, y aunque solo eran las 4 y poco de la tarde, estaba cerrada. Así que me he pasado por el Lidl a por yogures, y al subir a casa me he cogido la ropa sucia para ir a la lavandería. He hecho tiempo en la tiendecilla de al lado (la mujer no me había fichado, y hasta me ha cambiado para la secadora). Y he vuelto en tranvía, porque con el macuto lleno de ropa húmeda podría haberme dejado la espalda en el camino. La he tendido, me he conectado, he preparado algo de cena y una ducha, y aunque pretendía empezar a estudiar hoy, entre unas cosas y otras se me ha hecho tarde. De hecho, me ha costado escribir esto... Es la 1, y me voy a ir a dormir, que mañana me toca irme un poco lejos a pagar el alquiler. Pero poco a poco voy quitándome de encima todas las cosas que tengo que ir haciendo...

Tendréis noticias mías... Y cuando la conexión de Ruben vaya mejor, os subo alguna de esas fotillos que nos hicimos.