miércoles, 17 de febrero de 2010

Verona, el carnaval de Venezia, Padova, Milano y Torino!

El jueves, antes de irme a casa de Estrella, antes de preparar la maleta y de todo lo relacionado con el viaje, cogí la cámara y me fui a hacer fotos de la nevada que estaba cayendo en Torino. Y después, maleta y colchón (ay la guerra que nos dió el colchón) en mano, e intentando no convertirme en muñeco de nieve mientras esperaba al 16, me fui a casa de Estre. Allí estuvimos viendo vídeos y haciendo tiempo para la cena, moviendo todos los muebles para conseguir un hueco para que yo pudiera dormir, jugando a Tinieblas (después de unos 15 años sin jugar...) y a las 12 a dormir, que el viernes nos tocaba madrugar. Y madrugamos. Y nos sobró tiempo, pero mejor eso a quedarnos dormidas y perder el tren a Milán de las 9. Fuimos todo el camino intentando dormir, enfrente de unas tías raras que hablaban en un idioma raro, una de ellas iba limpiándose las uñas (la que llevaba yo al lado) y la otra era fea con ganas, y encima gritonas, así que en cuanto vimos que se quedaron otros dos sitios libres, nos cambiamos. En Milán fuimos al McDonalds para hacer tiempo hasta coger el siguiente tren. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a ser capaz de comerme una hamburguesa y unas patatas fritas a las 11 de la mañana? Nos compramos unos "fresisuisse" para el camino, y volvimos a buscar nuestro tren para Verona. Y en el tren, no encontrábamos nuestros asientos, y nos dimos un par de vueltas con las maletas, el colchón y los fresisuisses hasta que los encontramos. Tuvo un pequeño fallo, y se quedó parado un rato, pero poca cosa... Cuando llegamos a Verona dejamos las cosas en la consigna, nos compramos la tarjetita para poder entrar en todos los monumentos y nos fuimos a explorar la ciudad. Allí también estaban celebrando el carnaval, y fue allí donde empezaron a llenarnos de confeti (tengo que decir que hoy, miércoles, todavía tengo confeti por el abrigo...) Fuimos a ver la Tumba de Julieta (llena de pintarrajos y un poco decepcionante), su casa (donde nos encontramos con Juan, Sara, Jesús, Camino y Cris, donde nos hicimos la foto en el balcón gritando "Oh, Juanillo, Juanillo, mi Romeo" y donde dejé una firmilla en el libro de visitas: "Estos Romeo y Julieta eran tontos, el amor es un invento del Corte Inglés para vender regalos en San Valentín"), el arena (una especie de coliseo donde nos hicimos fotos luchando y donde
subimos hasta arriba del todo, aunque costó bastante), el teatro romano (donde me hice amiga de un gato al que le di patatas fritas), y alguna que otra cosilla más. Y nos fuimos para la estación a coger el tren, histéricas porque Viqui no llegaba y tenía nuestros billetes. Luego resultó que el que pensábamos que era el nuestro no era regional y el nuestro sí, así que nos tocó esperar otros 20 minutos. Cuando llegamos a Venecia, llamamos al albergue y el chino dueño del albergue fue a buscarnos. Y creo que nunca había dormido en un sitio tan extraño: había anillas a los lados de la cama de matrimonio, que intuimos que eran para enganchar las cadenas, la habitación no tenía llave y el baño estaba en otra habitación, separada por una cortina de ducha... Nos fuimos a buscar algo de cenar (Estrella y yo habíamos comido una bolsa de patatas), y compartimos dos pizzas bastante ricas, y de postre nos compramos un helado a pesar de que hacía frío. Fuimos dando un paseo hasta el Puente de Calatrava (no me gusta nada, rompe demasiado con la ciudad) y volvimos al hostal. Preferí darme una ducha por la noche para así poder dormir un poco más el sábado, y así lo hice. El sábado por la mañana bajamos a desayunar, y cogimos los bártulos y fuimos a buscar dónde coger el vaporetto para llevar las cosas a casa de Paula y Marcela, las amigas de Estrella que nos acogieron en su casa para dormir porque para el sábado fue imposible encontrar alojamiento. Dimos tropecientasmil vueltas cargadas con todo, y cuando llegamos a San Marco, estaba inundada, así que dimos un rodeo y por fin lo encontramos. Dejamos las cosas en su casa, y fuimos al super para comprar algo para cenar y algún detalle con ellas. Llegamos y prepararon pasta para comer todas, y de postre el tiramisú que habíamos comprado. Y nos fuimos a una batukada de la que nos perdimos un poco cuando fuimos a comprarnos unas cervezas, y después de dar varias vueltas buscándoles les encontramos y llegamos a Rialto, donde terminó. De allí fuimos de plaza en plaza: en Santa Maria de Formosa había un concierto en el que creo que nosotros éramos los más jóvenes, fuimos a San Marco a buscar a Viqui y su amiga y allí estuvimos un buen rato, y de allí nos fuimos a Santa Margarita, hasta que terminó. Y me hice una foto con la Galleta de Jengibre de Shrek, que si consigo subiré... A esas alturas, sobre las 2, estábamos destrozadas, así que Paula nos dejó las llaves y nos fuimos a dormir, no sin antes hacernos unos sandwichs de cenar. Pasé bastante frío, a pesar de que me había pillado la manta que parecía más gorda... Por la mañana dejamos al despertador sonar unas cuantas veces hasta que vimos que ya era hora de levantarse y recoger el chiringuito. Estre y yo dejamos las maletas y nos fuimos a recorrer la ciudad, vimos San Marco, esta vez sin agua, y llena de gente disfrazada, y me compré las postales. De momento, decidí dejar el gorro de bufón para cuando vuelva... Volvimos a por las maletas y nos entretuvimos un rato hablando con Paula y Marcela, y cuando nos fuimos cogimos el vaporeto que nos llevaba a la estación, y empezó a dar una vuelta un poco extraña, se metió por una especie de puerto, hasta que volvió a entrar en la civilización, cambió de conductor y no arrancaba de nuevo. Como ya íbamos tarde y sólo quedaba una estación, decidimos bajarnos y cuando parecía que volvía a arrancar, intentamos volver a entrar y una revisora nos pidió el billete, así que con las mismas nos dimos media vuelta y nos tocó cruzar el puente de Calatrava (por si no le tenía ya suficiente manía, que íbamos con las maletas y el colchón)... La estación estaba hasta arriba, y tardamos un rato en poder comprar el billete. Pero tardamos más en encontrar algún vagón en el que pudiéramos meternos. Cuando por fin lo conseguimos, íbamos asfixiadas porque iba hasta arriba, y encima al lado del baño. Salió con retraso, y en Mestre (la parada que había entre medias) estuvo 20 minutos parado. Conclusión: tardamos 2 horas casi en un trayecto que normalmente dura 30 minutos. Y mientras, el hombre del hostal llamándome porque pensaba que nos habríamos perdido, y nosotras sin saldo para avisar de que tardaríamos más... Cuando llegamos a Padova y conseguimos salir del tren, salimos rojas y sin aire... El hostal estaba bastante cerca de la estación, y nos encantó. Además, cenamos con zumo y nos pudimos calentar los sandwichs, y nos habían dejado hasta yogures. Y la ducha que nos pegamos, por fin con el pelo limpio... Y los nórdicos que descubrimos en los armarios... La única pega es que habíamos quedado en irnos a las 9 y media, y a las 9 menos 20 ya estaba allí la mujer que tenía que limpiar, lo que nos incomodó un poco... Desayunamos un poco de todo de lo que nos habían dejado y nos fuimos a dejar las maletas en la consigna y a explorar la ciudad. Al principio nos decepcionó un poco, pero luego descubrimos la Piazza delle Erbe, con un mercado, la iglesia de San Antonio (donde me paré a escribir las postales y donde nos entrevistaron para saber "qué significa San Antonio para nosotras) y el Prato della Valle, un parque enorme y chulísimo. Nos fuimos a comer al kebab, y volvimos al parque, donde nos tiramos más de una hora indagando sobre la vida de un chaval al que habían dejado tirado y que discutió con su madre, y nos volvimos a la estación. Y de camino nos tomamos un café y me compré un zumo en un super para el camino. Exploramos las tiendas de la estación, vimos a un hombre usar su cerveza como teléfono y recogimos las maletas. Aprovechamos el tren para dormir un poco, y lo mismo con el de Milán. Al llegar a Turín me bajé en Porta Susa con Estre para llevar el colchón a su casa, y aproveché para dejar la maleta y no tener que volverme a casa cargada. Cuando llegué eran las 11 y media, y la casa estaba helada, así que enchufé el radiador hasta que el enchufe empezó a chisporrotear, miré y vi un fogonazo y empezó a salir humo, así que me acojoné y desenchufé corriendo... Me fui prontito a dormir, no sin antes haberlo desenchufado todo por miedo a que la casa se incendiara mientras dormía... Ayer poco hice, sólo lavar ropa e ir a casa de Estrella a ayudarla con uno de sus proyectos y a recoger mi maleta, y hoy terminar de lavar la ropa e ir a comprar al Lidl. Mi intención era ir al mercado de Repubblica, pero no ha parado de llover en todo el día. Y por lo visto así va a seguir hasta el sábado... Así que ya veré qué hago mañana con mi vida.

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