domingo, 13 de diciembre de 2009

Qué de cuántos días aquí comprimidos

Madre mía, qué abandonadito tengo el blog últimamente. Pero es que entre estudiar para mi examen de italiano (mañana me dan la nota, así que dejaré constancia por aquí), unas juergas y otras, leer uno de los muchos libros que tengo que leerme, y los preparativos para volver el viernes a Madrid, no queda ni un ratito libre para contaros cómo me va por este lado del mundo. Porque sí, el viernes estaré de vuelta en casa, soy como el turrón y vuelvo a casa por Navidad, ya sabéis...

Bueno, voy a contaros las cosas de las que me acuerde, que después de 10 días soy consciente de que varias se me olvidarán, y otras haré porque se me olviden...

El jueves pasado, el día siguiente de la última vez que escribí en condiciones, me puse de los nervios, ya que mi intención era pagar la factura de la luz (que ascendía a 125, no os podeis imaginar la cara que se me quedó cuando lo vi) y pasé por varios cajeros, y ninguno me dejó sacar dinero. Así que con la factura de la luz, me volví a casa y descubrí que no podía sacar dinero porque... no había dinero en la cuenta... Así que lo pospuse para el lunes. La tarde la pasé, como siempre, en la clase de italiano, y por la noche pensábamos salir Cris, Carmen y yo, así que me arreglé y fui para su casa, pero se habían apalancado mucho, y llamé a Sara para irme hacia su casa. Y allí estuvimos, bebiendo champán y lambrusco con Andrea, y al rato decidimos irnos al Chalet, aunque yo quería ir a la fiesta de solteros del XO. Por el camino fuimos cantando la canción de "Soy una taza" y una italiana que quiso imitarnos terminó en el suelo (creo que iba más borracha que nosotras). En Chalet estuvimos haciendo mucho el tonto, para variar. Y un poco antes de que nos echaran, nos fuimos. Me acompañaron a la puerta de casa y todo...

El viernes me había puesto la alarma para ir a clase, pero aunque me desperté, fui incapaz de levantarme. Quedé con Sara y Camino para ir a la mensa, y después de eso nos fuimos Sara y yo a la reunión de la radio, pero como vimos que eran las 4 y cuarto y que nadie aparecía, decidimos irnos. Además, me convencieron para ir a Aosta, y estuve hasta bastante tarde esperando a ver si me llamaba Sara para decirme a qué hora habían quedado, y al final decidí no ir, y apuntarme a la manifestación contra Berlusconi que me había dicho Berdugo que había. Ese viernes no salí, creo que desde que estoy aquí fue el primero que no salí, sin estar mala y sin tener aquí visita. Así que cuando me desperté el sábado quedé con Jose, me di una ducha y me fui a buscarles a su casa. Y como la manifestación era poca cosa, y la niña tenía hambre, se fueron para casa y yo llamé a Camino y Sara para ver dónde andaban, y me fui a una pizzería de Via Po a comer con ellas. La tarde la pasamos en el Carrefour (de camino al cual me libré de que me pillara un revisor, bajándome justo en la parada que se subió él). Luego me vine para casa a cenar, y estuve haciendo tiempo esperando a que vinieran Sara y Camino, ya que habíamos quedado para beber en mi casa y luego irnos al Alcatraz, en el que por cierto, nos rodearon un montón de moscones...

El domingo... no me acuerdo de qué hice el domingo, para qué os voy a engañar... Creo que fue uno de esos días en los que no salí ni de casa, pero... no me acuerdo...

El lunes fuimos a comer a la mensa, y como no había clase porque aquí también hicieron puente, a tomar un café, durante el que decidimos montar una cena esa noche en casa de Camino, Sara y Andrea. Yo desde allí me vine a casa a por las cosas de italiano, porque esa decidió no hacer puente, y me amodorré un poco, pero al final fui. Y cuando volví me conecté un ratito, y me fui para casa de estas niñas. Estuve 20 minutos esperando al tranvía, y pensaba que sería la última en llegar, pero en realidad fui la primera. Cenamos un poco de todo, pero lo que más triunfó fue el pollo con nata y los canapés con salchichas... Luego Ana, la amiga de Andrea, me maquilló un poco, y estuvimos haciéndonos un montón de fotos locas. Y nos fuimos al XO, que había una fiesta. Y allí estuvimos, haciendo un poco el tonto, y nos fuimos cuando un tío quiso pegar a Sara acusándola de haberle tirado la copa (curiosamente, el viernes volví a verle en el Lapsus contando la misma historia).

El martes me levanté más bien tarde (me había acostado a las 6, porque encima cuando llegué a casa me puse a mirar el correo: buena noticia: mi camisa ha aparecido). Así que después de comer me cogí la bici y fui a ver si estaba abierta la lavandería (era fiesta), y aproveché para mirar alguna que otra tienda. Al subir a casa cogí el macuto lleno de ropa sucia y allá que fui. Me tocó esperar media hora porque estaban todas las lavadoras (vamos, las dos), ocupadas. Así que como me había llevado el libro de arte, me puse a subrayarlo. Cuando volvía a casa, casi pierdo la bolsa con mi ropa interior limpia, menos mal que el que iba sentado detrás de mí en el tranvía me avisó (si no, creo que me habría quedado sin bragas y calcetines).

El miércoles me levanté tarde, porque tenía un dolor de cabeza bastante serio, pero a pesar de todo salí a correr un rato. Y como había quedado con esta gente a ver si habían conseguido el libro de racismo, me acerqué a la facultad para ver que no lo habían conseguido, y como tenía tiempo hasta las 6, que tenía que ir a italiano, me fui con Sara y Andrea a la Fnac, y el cajero nos dijo que había estado en "Castilla la Vieja". Ninguna de las tres le explicamos que eso ya no existe... Volví a casa a por las cosas, y me fui a una interesante (irónicamente hablando) clase de repaso en italiano, en la que, por cierto, nos hizo una prueba oral, a pesar de habernos dicho que no habría parte oral en el examen...

El jueves fue un poco de lo mismo: me levanté tarde y con dolor de cabeza, pero salí a correr para despejarme. Y pasé todo el día intentando repasar para el examen de italiano, porque temía que sería como el primero. Eso sí, cuando llegué y lo vi, me tranquilicé bastante, ya que menos alguna cosilla rara, me pareció bastante fácil. Ya os digo, cuando me entere de la nota os la cuento.

El viernes sí que fui capaz de levantarme a la hora. Así que podeis imaginaros la cara de tonta que se me quedó cuando llegué a clase a las 10:15 y la puerta estaba cerrada a cal y canto. Así que con todo el cabreo, volví a casa, salí a correr, me pegué una ducha y me tiré toda la tarde tirada (valga la redundancia), y después de cenar vino Estrella, que habíamos quedado para ir a la Champanada Universitaria. Llegamos a Vittorio Veneto a las 23.55, y nos confundimos de grupo de gente, así que casi nos quedamos sin comer uvas con las campanadas a la viva voz de Sara. Y ahí, bebiendo champán de un euro, nos pasamos gran parte de la noche. El resto fue en el Lapsus, que para eso era viernes y hacía frío en la calle...

El sábado, lo único que hice de provecho fue salir a correr (sorprendiéndome a mí misma de la resistencia que estoy pillando), ir a comprar al Lidl y una noche de confesiones en el Murphys entre Sara y yo. Y es que echaba ya de menos el Murphys, casi un mes sin ir... Y oye, contando con que me levanté con un dolor de tripa que no podía con mi alma, no está mal lo que hice...

Y hoy, domingo... a pesar de que a las 2 estaba durmiendo ayer, me he despertado a las 2 menos cuarto, y mientras estaba comiendo me ha llamado Estrella para ver qué iba a hacer hoy, y hemos quedado para ir al Carrefour a comprar para hacer galletitas, y hasta que hemos encontrado los moldes se ha hecho un poco tarde, así que lo hemos pospuesto para el martes. Y ahora aquí estoy, estresándome por la semanita que me espera, concienciándome de que voy a pasar dos horas de más en el aeropuerto de Malpensa, de que voy a tener que ir andando con la maleta a las 4 de la mañana desde casa hasta la estación, y con muchas ganas de llegar a Madrid y repartir abrazos de oso a mansalva.

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